sábado, 27 de junio de 2020

Pablo Derqui - epílogo

Y un día, muta la cosa.
Y dejo de escribir acá porque encontré otra historia en dónde sumergirme.
O lo dejo por nada. Se acaba y ya.

Pero siguen y seguirán apareciendo obras que ahora se sienten como las del amigo que actúa.
Dentro de un tiempo, cuando me haya olvidado un poco de este barrilete, volveré a ver una película con él y habrá reencuentros con su mirada o su sonrisa, y también habrá sorpresas. Seguro.

Pero hoy di un último viaje o una última copa antes de partir.
Es que con una pequeña trampa informática logro ver obras como si estuviera allá.
Como si siguiera allá.
Una película en catalán suelo llevarla bastante bien, pero ¿qué pasa con esta?
Ah, son versos! versos decasílabos sin rima!

Y para que sepa: esta sí es para el ASPO, porque es urgente tener cerca el mar, el deseo y la valentía del amor.


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El café de la marina, película de deliciosos 85 minutos

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