jueves, 29 de noviembre de 2007

Juan Gelman, premio Cervantes 2007

Hoy que estamos tan alegres, sabemos porque.

Preguntas, claro que sí, siempre Juan Gelman.

Ya que navegas por mi sangre y conoces mis límites y me despiertas en la mitad del día para acostarme en tu recuerdo y eres furia de mí paciencia para mí dime qué diablos hago por qué te necesito quién eres muda sola recorriéndome razón de mi pasión por qué quiero llenarte solamente de mí y abarcarte acabarte mezclarme a tus huesitos y eres única patria contra las bestias del olvido.


(estas son otras preguntas, ideales para ser leídas dos veces: una en silencio, para sentir el arrullo, y otra en voz alta, para provocarlo)

lunes, 26 de noviembre de 2007

hoy tengo grandes los ojos

Para mirar, con atención obstinada, en silencio, un poco afuera, un poco no.

Hoy sólo quiero conocer más, saber mucho menos.

Ser una sigla que signifique algo,
cantar a los gritos,
caminar despacio bajo una (cálida) lluvia de las yungas.

Y poder escribir esa parte del cuento a la que no puedo, no puedo, no puedo entrar.

domingo, 25 de noviembre de 2007

¿Y si fuera viento, lluvia, escarcha?

¿Si fuera sol, verde, nube blanca?

¿Y si esta vez no me fuera?

Quedarme.
Contigo.

sábado, 24 de noviembre de 2007

Balcón con cactus, Pao Ferrari. La presentación.

A veces, las cosas me gustan tanto que me resisto a dejarlas pasar tan estrictamente como lo marca el tiempo. Ya se habían dado cuenta, ¿no?

El miércoles fue la presentación del libro de Pao Ferrari. Aunque quedaron todas las producciones multimedia planificadas, preparadas y esmeradamente trabajadas fuera del evento, se sintió muy bien. Y es que Balcón es un libro genial. Y no es porque sea un poco nuestro, al contrario, se hizo nuestro porque tiene tanta fortaleza como para cobijarnos.

Es un libro entero, no una colección de poemas. Es una obra exhaustiva e íntegra. Por ella se puede transitar con tanta seguridad como alegría.
Una vez dentro, perderse en sus versos es una sensación tan vital como etérea. Paola habla de su adolescencia de balcón con cactus, usando palabras para contar sólo lo necesario. O un poco menos. El resto se completa con imaginación, dejándose llevar por esas sensaciones de adolescencia propia resucitadas por sus poemas.

Búsquenlo, consúmenlo, disfrútenlo.
Esto (casi) recién empieza.

viernes, 23 de noviembre de 2007

-
Esta noche quisiera perderme
dentro de una canción, de un cuento
para estar acá,
pero no tanto...
-

sin razones

La noticia: él está en B.A. No me llamó. Vacilación entre un “está bien, yo decidí no verlo las últimas veces” y “ya no me quiere más”. Debate con voces mudas entre estar mejor o sentirme como siempre. Un poco de angustia, un poco de tristeza. Convicción, fortaleza de ideas. Muertos incómodos. Falta lo que falta.
Esa noche: el sueño. Aquel otro él, como entonces (o más o menos) decidiendo, esta vez, que mejor conmigo. Despertador y otra mañana sin. Es que fueron dos semanas hablando de él. Me creía inmune, pero se ve que no.
Llave en la puerta. La calle. Por suerte alguien plantó jacarandás en la vereda de enfrente. Pero no alcanzan. Esa sensación, que no es turquesa, acompañándome.
Y no es el él de entre las sábanas, ni es el que no anuncia su llegada: es ese que llegó sólo para despedirse. Él estruja mi mirada. Son los tres y no es ninguno de ellos.

Pero todo es como debe ser, lo exige el bienestar. En este caso, la realidad es sabia.
Pero.
Pero.
¿Porqué tan…

Siento tu fragilidad…Monstruo de papel, no sé contra quien voy, ¿o es que acaso hay alguien más aquí?... Deja que pasemos, sin miedo…
Lucha de gigantes, Antonio Vega – Nacha Pop

miércoles, 21 de noviembre de 2007

lunes, 19 de noviembre de 2007

instantes 1

Sube de un salto los dos pisos de escaleras blancas, barandas negras.
Trae la noticia flotando sobre sus labios, esos que sonríen francamente. Sus ojos contagian brillos plateados. Traga enormes cantidades de aire azul por su nariz amplia.
Llega a su puerta. Piensa “¿Saco mis llaves o toco el timbre (del deseo)?”
Pone una mano sobre la madera oscura mientras inventa dos o tres mil maneras de hacerle saber la noticia.

domingo, 18 de noviembre de 2007

¿cuántas vidas?

Y yo no sé que contestar…

1997
Viernes por la noche. Cena de amigos. Mejor el viernes, así tenemos el sábado para reponernos del bajón y todavía queda el domingo para disfrutar.
Sábado, 4:30 de la madrugada. La boca seca, pastosa. Duelen los dientes a pesar del chicle. Hablamos, todos, hablamos, al mismo tiempo, hablamos, juntos, hablamos, solos.
La próxima vez, pienso, no voy a querer.

2007
Sábado mediodía, reunión de amigos con asado completo.
Un encuentro real donde, como sin querer, además de sentirnos tan bien, empiezan a surgir proyectos. Uno para el miércoles que viene, otro para el mes que viene; marzo en Mar del Plata, septiembre en Rosario.
Se siente bien, estamos juntos. Mucho mejor porque juntos vamos.

viernes, 16 de noviembre de 2007

nadie me vio partir, nadie me espera

Hay un momento, repetido en varias de mis vacaciones de “dos días en cada lugar”, que me dejo llevar por la adrenalina de pensar “en este momento, nadie más que yo sabe dónde estoy”.

La última vez fue en Bolivia, en un camino cuidadosamente empedrado en mitad de la selva del Chapare, como acompañante de un lugareño al que había conocido el día anterior.
Cuando le dije “si, vamos” sabía que podía ser terrible o deslumbrante.
(El cónsul argentino de una ciudad cercana, me diría luego que es común que secuestren mujeres en la zona, en ese entonces no lo sabía).

Ese inolvidable viaje a la profundidad de otros. El único gran peligro fueron los moscos (mosquitos) casi carnívoros. El resto no pudo ser más improvisadamente perfecto.

Lástima, cuando no me encuentren, ahora ya saben donde buscarme.

jueves, 15 de noviembre de 2007

nadie sabe

Es casi de noche ya. Vuelven de la sierra, como aquella primera vez, hace apenas dos semanas. Nacho conduce con Patricia sentada a su lado. Su amigo duerme, con sobresaltos, en el asiento de atrás.
Pasaron tantas cosas en tan pocos días.
Francisco ya no es un misterio: la amarga relación con su propia vulnerabilidad es un remolino que lo arrastra a fondos oscuros. No va a salir porque no quiere; nada de lo que hay fuera de su mundo lo seduce más que su melancolía.
Nacho piensa en su trabajo, en esa idea original que no llega, en esos clientes que quieren irse. Mira por el retrovisor el inquieto sueño de Francisco y piensa que él no podría vivir así. Tan al borde. “Pero yo no tengo su talento”, se dice, se golpea.
Patricia mira la carretera iluminada por luces sepias. Gira la cabeza para observar a Nacho, tan concentrado en el rumbo. Hoy no es noche para hacerse preguntas. Le sonríe sin que él lo note y vuelve a mirar la carretera, a su lado.

En la radio suena una canción de Francisco. Ella sube un poco el volumen y canta en susurros.
- Es bueno el condenado –refrenda Nacho
- Escuchamos a Francisco Ferro quien en este momento está preparando su nuevo trabajo…
En este momento. Nadie sabe.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Serotonina

(Disfrutá y cuidate, folleto de la asociación Arda, repartido en la Creamfield)

Extasis o bicho: …Como el LSD, se estima que más de una vez por mes es excesivo. Con sólo una pastilla liberás toda la serotonina (lo que produce la sensación placentera) de tu cerebro, la que tarda más de veinte días en reponerse. Por eso de nada sirve tomarte otra al toque o en la próxima semana.

Entonces…

¿porqué cuando son tus ojos los que incitan, cuando son tus manos las que transitan, cuando son nuestros cuerpos los que estallan, la serotonina no se acaba nunca?

lunes, 12 de noviembre de 2007

cumpleaños 2

Hoy es cumpleaños de J.
Hace 7 años que no lo veo; su ausencia es un alivio a los confusos recuerdos de nuestro pasado juntos.
Podría (como bien dice Diego “todo se puede”) buscar su dirección en internet y tardaría menos de tres minutos en encontrarla. Pero poder hacer algo no significa nada sino se lo historiza, sino se miden las consecuencias dentro de un entorno más amplio.

J. es un hombre sin sorpresas. En algún momento, cuando se sienta así (es fácil intuir que significa “así”), va a provocar dolor.
Poder se puede, pero tiene un para qué hueco.

¡Feliz cumpleaños a todos los otros que cumplen hoy y que van por ahí sembrando esperanzas!

domingo, 11 de noviembre de 2007

¿pero porqué no te callas?

Mi amigo Dani siempre nos decía a su esposa y a mí que tengamos paciencia porque uno se acostumbra muy rápido a los propios cambios pero los demás no. Y así pasa que, donde una siempre decía si, ahora decimos no (o viceversa) y el que recibe la respuesta se queda tan pasmado.

Creo que leí todas las notas sobre el “incidente” del loco de Chávez y el supremo Rey de España. Incluso entré a foros de debate de diarios españoles para ver que se dice. Aguas divididas, claro, como en todo.
A mí me queda en claro una cosa: Chávez es un loco y un autoritario, pero Aznar es un fascista de verdad, por lo que le hizo al mundo y por lo que impuso a los españoles que democráticamente lo votaron.
¿Decirle fascista es una descalificación? No, es su realidad ideológica. Qué remedio.

Pero el problema es otro en realidad. El problema es que el monarca “yo me llevo bien con todo el mundo” y el imperial estado español, por el que Zapatero tiene que poner el morro, se enfrentan ahora a una Latinoamérica cambiada. Llena de locos, llena de irreverentes colonos que le gritan en la cara que son ricos a nuestra costa no a fuerza de su trabajo. (Viví mucho tiempo ahí: sé como y con qué intensidad trabajan). Que ellos también son corruptos y además, desagradecidos y no tan solidarios como se creen.

Estos cambios propios me encantan, aún con sus exabruptos.
Del otro lado del mundo, espero, sepan adaptarse porque ya no nos gusta más que nos manden a callar.

(hoy domingo latinoamericanista, para no quedarse en una nada más...)

sábado, 10 de noviembre de 2007

Cumpleaños 1

Hoy es cumpleaños de P.
Hace 30 años que no lo veo; su contundente ausencia tiene más entidad que los leves recuerdos de su presencia.
Podría (como bien dice Diego “todo se puede”) buscar su dirección en internet y tardaría menos de tres minutos en encontrarla (ya lo hice alguna vez). Pero poder hacer algo no significa nada sino se lo historiza, sino se miden las consecuencias dentro de un entorno muy, muy amplio.
P. es un hombre en el que no se puede confiar. Sólo se intuye una seguridad: en algún momento, cuando se sienta así (sólo él sabe que significa “así”), va a provocar dolor.
Poder se puede, pero no tiene un para qué ni razonable ni conmovedor.

¡Feliz cumpleaños a todos los otros que cumplen hoy y que no van por ahí sembrando desesperanzas!

viernes, 9 de noviembre de 2007

espera

Viaje en el 71, 8:30 de la mañana, rumbo al norte.
Sentada sin libro ni música (salí muy rápido hoy) pensaba cuál es el límite para esperar. Porque hay veces que uno espera cosas concretas dentro de un límite de tiempo más o menos establecido: si una se postula para un trabajo, por ejemplo, y a los quince días ni noticia, bueno ya fue. Pero ¿qué pasa con las cosas que se esperan, sean cambios, respuestas u otras cosas así de ambiguas, y que no encajan en tiempos reales?

“Espera que ella vuelva y le diga: acá estoy mi amor, no existe el olvido. Acá estoy mi amor de vuelta, he vencido, lo puedes creer, no existe el olvido. No existe.” como dicen Los Tipitos. Son tiempos de espera en un espacio irreal.
A veces se sabe que la respuesta o el cambio no llegarán, que es lógico que no lleguen, que es hasta mejor que no lleguen. Y sin embargo, acá sentada, esperando.

En eso estaba, tratando de recordar cuanto tiempo perdido en esperas inútiles, cuando por la ventana veo a un nene de unos cinco o seis años, de la mano de su papá, vestido con un pantalón de joggins azul y una remera y la máscara del hombre araña. Iba saltando, tratando de ver por esos agujeros flotantes en su cabeza, en un mundo tan irreal como real, tan lúdico.

Y yo preocupada por respuestas que no llegan (porque no deben llegar), por cambios que tarde o temprano sucederán (aunque no sean como quiero que sean).
Ya saben, si ven por la calle a una grandota con traje de batichica, salúdenme que me estoy tomando la vida con la seriedad que se merece….

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Abro un poco los ojos y lo veo ahí, a escasos cinco centímetros. Estoy recostada sobre su brazo derecho mientras juega con mi pelo. Vuelvo a cerrar los ojos y lamento mucho no poder sentir su olor (vine de fábrica en versión económica: no traje olfato y no puedo agregarlo ahora). Sería único, sin duda. Algo de él alojado en mi cabeza para siempre.
Entonces siento su piel, su calor, aún en las pocas partes en las que no hay contacto.
Me pide que le deje mover un poco el brazo dormido. Me giró y toda mi cara posterior queda pegada a él.
Pasan unos momentos y repite mi giro: me captura con su pierna izquierda y se recuesta en mi hombro.
Y así, en silencio, inmóviles todavía, nos amamos codiciosamente.

martes, 6 de noviembre de 2007

las preguntas de Juan

Lo maravilloso de sus preguntas (¿y si dios fuera una mujer?) es que simplemente al plantear la duda el mundo convencional se parte.
Es difícil vivir con la incertidumbre. Generalmente una se encuentra frente a ese desconocimiento del entorno (presente y porvenir) cuando cambia de ambiente, sea por trabajo, estudio o mudanza. Pero esa cohibición que tenemos dentro del nuevo hábitat también agudiza los sentidos, especialmente la imaginación.
La fantasía nos cubre, nos contiene, hasta que por fin llega la rutina para sosegar la angustia de no saber bien quién es quién. Ni dónde, ni cómo. Pasado el tiempo, pulidos y repasados los contactos, parece que ya no la necesitamos más.

Vivir sin dudas, sin indefiniciones, es algo terriblemente aburrido. Y aunque vivir expuesta a “las novedades” a veces tampoco es buena idea, es la mejor herramienta para replantearse ciertas inercias. Aunque el golpe duela siempre en mismo lugar, tal vez esta vez, optemos por partir el rito.

(si, un poco críptica, pero tampoco tiene que estar todo dicho)

lunes, 5 de noviembre de 2007

Golpe de suerte

En mi estresante trabajo tuvieron la maravillosa idea de conseguir un cliente en el Tigre, frente al puerto de frutos.
Generalmente no me gusta salir de la oficina (a menos que sea para ir a casa) porque el trato con la gente –los clientes son gentes- es una aventura de no siempre buen tránsito. Pero hoy, a la una de la tarde, agarré mis cosas y me fui rumbo al río.
Dos horas de viaje para leer y escuchar música y a las seis, después de dar la clase, me fui a instalar junto al agua esperando el atardecer, sacar unas fotos y más música, más lectura. Esto va a ser así, una vez por semana durante dos meses.

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida…

Me gusta mucho sentarme a ver lagos, ríos, mares calmos como el Mediterráneo. No los de grandes olas, de fuerzas y urgencias. Prefiero los de pequeños movimientos constantes; esos que no dan seguridad sino descanso.

Un oleaje de olvido después de la ternura
Ofelia, Cólera buey, siempre Juan Gelman.

domingo, 4 de noviembre de 2007

Patricia y su amiga

- No es tan así. No todos sacan esa garra afilada.
- Todos, Patricia, no seas boba.
- Él no lo haría.
- Él lo hará, tarde o temprano. Vas a ver.
Y un día, lo hizo. Sacó esa frase cruel de no se dónde, y se la clavó en medio de los ojos. Sin necesidad, sólo para hacerla callar, para repelerla.
- Y cuando te pase, Patri, no le respondas con otra crueldad y tampoco te quedés callada. Miralo fijo hasta que se te ocurra algo para decirle que lo agarre de la solapa y lo plante frente al espejo. Es la única forma de salir indemne, acordate.

Pero no, no supo. Y eso que estaba avisada.

sábado, 3 de noviembre de 2007

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Tengo unos amigos maravillosos. Soy muy feliz por tenerlos cerca, esten en el lugar del planeta en que esten.

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jueves, 1 de noviembre de 2007

camino a algo

Mirá que hago:
Salgo a la calle camino a algo
y en el medio/ te dejo llegar /
abrazarme.
Ya no sufro / por vos,
no sufrís / por mi.
No nos dolemos
en este estar de a dos
por calles que saben
de esta fragilidad /
que desaparece
cuando alguno de los dos recuerda
que fuimos pecado.