jueves, 31 de mayo de 2007

Charla anual con Lucas

Lucas me dice “no se porqué te cuento estas cosas a vos. Estas cosas no se las cuento a nadie”.
Lucas me dice “a ver… Qué cosas raras me decís. Me descubrís cosas de mí mismo. A ver si descubrís que soy un asesino serial”
Yo le digo a Lucas “no te preocupes, no sos el único. Todos me cuentan cosas íntimas”
Yo le digo a Lucas “es que en realidad yo lo provoco. Así no cuento nada. Así me desdibujo, desaparezco.”
Lucas me dice “que feo eso. No lo digas. Pensalo si querés, pero no lo digas”

Pero ya lo dije.
Cague fuego.

miércoles, 30 de mayo de 2007

Lucha de gigantes

Buscaba solo esa canción de Nacha Pop que me gusta tanto y encontré esto...
(viene al caso y recrea la vista ademas)

http://www.youtube.com/watch?v=FKHkVn_-tzU&mode=related&search=

domingo, 27 de mayo de 2007

Sacar la otra mejilla

Detrás de toda traición hay una fidelidad inquebrantable a alguien, a algo.
Una traición no es algo espontáneo, algo que surge en un momento de debilidad ética. Se urde, se prepara, se medita, o, al menos, se fantasea con ella un tiempo antes.
No es una reacción a una acción (eso sería despecho o venganza) y aunque seguro tiene un disparador en el otro, las razones casi nunca se encuentran en la víctima sino en el victimario.
Es a esas razones a la que se elige ser fiel: valores incuestionables e irrenunciables por los que vale la pena hacer todo, incluso, traicionar.
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Desde hace un tiempo empecé a percibir los tintes (colores) morales que habitan ocultos en mis conductas. O lo que es peor: en los pensamientos que las generan o coartan.
¡Malditos siglos de civilización religiosa! (occidental y cristiana o la que sea): sobrepasaron descaradamente los elementales contratos de convivencia entre humanos (vos no me jodés, yo no te jodo) para enquistarse inconscientemente en nuestras vidas.
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Ojo: esto no es (aunque suene) un “vale todo” narcisista y egocéntrico. Al contrario, es un intento de recuperar una forma de conexión con los otros desde una como persona, no como un paradigma.
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Desde hace unas semanas, la libertad de transitar pensando de nuevo la realidad en la que estoy metida, me tienta más que la manzana del paraíso. Momentáneamente amnésica de la clasificación entre el Bien y el Mal. Ajena y extranjera, la mirada cambia, el mundo se redibuja.

hay otros mundos, pero están en este” (André Bretón)

miércoles, 23 de mayo de 2007

A la vera de un plato, cinco tigres esperan hambrientos el futuro

Es un escrito viejo, pero me acordé...

Es un abuso señor, un abuso. Leía yo su libro (yo que nunca leo en sueños) y me tomó, me puso un fruto verde entre los labios. (¿o fue un beso?), me obligó a mirarlo con ojos de ambición de ver más, y me hizo quererlo hasta no sé cual.
Pero yo, feliz y mutilada, debo reclamar por el abuso. Yo deseaba ser otra y usted me obligó a ser lo justo. Me ató de pies y manos a sus letras para llevarme a pasear por el infierno.
Y quise estar viva entonces, ahí, al borde de su abismo, no para amarlo sino para sobrevivirlo. Y a nadie quise tanto como a usted. Pero sus letras. Su tristeza tan vital, su desenfrenada vitalidad tan abrumada.
No sabe usted que despegó mi corazón de mis asuntos para repartirlo en semillas, en sílabas, en palabras abrazadas. En unos versos que me invitan a cantar y a llorar y a dormir y a despertarme y a bajar del escenario y a actuar solo para usted.
Pero usted no lo sabe. Y esto es un abuso. No puedo seguir volando enganchada a las puntas de sus aes, porque me acongoja saber que no me sabe. No me sabe usted tan feliz en mi barrilete. No me sabe usted tan valerosa en mis silencios como cuando está usted deletreando rumores en mis intenciones. No me sabe viva, como yo antes no lo sabía, y no me sabe tan menos sola desde que lo tengo.
Pero es un abuso, porque yo lo tengo y usted no me conoce.
Es un abuso. Y ahora ya lo sabe.

martes, 22 de mayo de 2007

Dío fetente

La semana pasada fui a ver una obra de teatro (sí, otra vez con el temita, ja!)
Me gustó mucho pero con el agregado de que salí “enamorada” de Pablo, uno de los cedrones. En realidad esto viene de lejos, desde que él andaba rabioso, pero el viernes se reanimó mi deseo.
No exagero cuando digo que me enamoré: está incluido en algunas fantasías diarias, busco datos, quiero saber detalles, etc., etc. Esas cosas que hacemos cuando nos embobamos.
Nos pasa a todas. Que sea posible o imposible, en esos momentos, da lo mismo.
Tal vez sea mal de familia: mi hermana mayor, a sus 52 años, declara dos maridos: el que duerme con ella desde hace 25 años y un famoso actor escocés.
Tal vez sea simple locura, adaptación a la época. O respuesta a ese eco recurrente de saberse olvidable.
Pero enamorarse, como sea, aún rozando la vergüenza, está muy bien, ya se sabe: hormonas que suben y bajan, ganas de que cambie el mundo, menos racionalizaciones, un poco de seguridad al andar…
Aunque seguro que aquel viernes alcanzamos (ja! alcanza“mos”) el mayor grado de proximidad posible. Y bue.
Poco a poco bajarán los niveles de embobamiento (porque aunque la fantasía es fundamental para empezar, se necesitan algunas lunas más carnales para seguir, para avanzar).
Seguro que todavía falta lo que falta.
Entonces, habrá que seguir encontrando puertas.

“¡Cuantas cuestiones hace este hombre por su pequeño amor!”
(El amor brujo, Roberto Arlt)

lunes, 21 de mayo de 2007

A confesión de parte...

En algún momento, un golpe (físico o psíquico) me dejó sin olfato y con un retardo temporal de 11 o 12 años.
Es así que ando como ausente de ciertas cosas.
Es así que ando como atrasada en otras.

De mis 12 años bajo un felpudo poco (se imaginarán) tengo para contar... Veamos que pasa con el resto.


Otra presencia de Juan (Gelman, claro):

amarte es esto:
una palabra que está por decir/
un arbolito sin hojas
que da sombra/

(Salarios del impío y otros poemas. Gelman, 1998)

viernes, 18 de mayo de 2007

Bienvenidos

Empecemos bien, empecemos con Juan

Hoy que estoy tan alegre, que me dicen,
me miro el pecho y rio, miro me
la estatura, el reloj, la camisa,
me miro a carcajadas, vea usted,
este asunto comienza en mi esqueleto
(perdón por la palabra) estoy alegre
compañero, le digo, cuello arriba
y cuello abajo río, qué es no se,
me levanté tan simple como siempre
y tan juan como suelo entré a la calle,
salud, ciudad, le dije, acaricié
la mañana de paso, fui hasta el hombre
más triste y le di un sueño,
compañero
qué me pasa, me río y qué es no sé,
tengo un tumulto de violines vivos,
me nace un pájaro en la boca,
¡al tren!
¿quién se ha muerto? ¡mentira!
los marinos
se enamoraron de una estrella
¿y que?
Salud, ciudad, le dije, compañero,
y en una esquina el aire le besé
como un loco, me miran los zaguanes,
las ventanas, un árbol, qué es no sé,
me sacudo el recuerdo, los pañuelos,
las caricias de anoche, busco en
mis ojazos de pibe entre cuadernos,
violetas tiernas y una madre y qué
me pasa, estoy alegre, río, corro,
me cantan los zapatos,
los zapatos,
ciudad, ciudad, hoy te amo como nunca,
hoy no te hiero, apenas hoy si te
toco, apenas si rozo tu armadura
de asfalto y piedra y barro y hombres de
cojón y viento, apenas si te digo
mañanero, salud.
Y me detengo.
Me río.
Estoy alegre.
Y qué es no sé.