domingo, 23 de diciembre de 2018

qué pasa?

y vos apareces así, de repente
desde una hamaca virtual
y yo hago como que el corazón no me brinca
en el pecho me brinca
en la piel me brinca
y yo hago como que no
porque ya me dijiste sin palabras
que entre nosotros nada
ni un rumor
ni una brisa
mucho menos esos torrentes
tibios
callados
que hacen que el corazón
se encienda
y baile.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

te extraño

estas ahí
a medio metro de mis pies
mientras yo sobrevivo acá
a cincuenta centímetros de tu mirada
odiando cada gota de este río de silencio en dónde estas
inconsolablemente sumergido.



lunes, 19 de noviembre de 2018

don't leave me dry

si no hay golpe en la boca del estómago
si no hay uno de esos que te dejan sin aire
al borde del knock out/
si el dolor es el de siempre,
estructurante,
eterno
¿quién va a abrirte los brazos
para que repose
alguna vez,
tu corazón desconsolado?

jueves, 15 de noviembre de 2018

en brillo

el recuerdo de la última vez que vi tus ojos en brillo,
con la noche, el silencio y las películas de marco.
tu voz, tu búsqueda de palabras...
 es tu anzuelo de esperanza
para sacarme del desierto
donde, sola,
te extraño

martes, 25 de septiembre de 2018

esta noche

a veces
sos un deseo ardiente,
necesario,
que siembra en mi boca la sed,
en mis manos el hambre
y en mi sexo, tu ausencia.

jueves, 2 de agosto de 2018

vulnerables

Lo que yo creo que pasó, seguro no fue lo que pasó.

Una charla que empezó como cualquier otra. Que vos sos, que yo digo, que no entendés, que...
El mundo entraba sin golpear la puerta mientras tanto. Solo para hacernos abandonar la comunicación.

Tuvimos que dejarlo. Y sobrevino el silencio.

Lo que yo creo que pasó, seguro no fue lo que nos pasó.

En algún momento supiste que yo tenía razón. Y sin saber porqué, tuviste que cambiar las palabras con que intentabas definirme. Pero yo no te di otras.
Y supiste
que yo
podía desbaratar tu mazo.
Desde lo racional, alguien pudo obligarte a cambiar.

Pero eso no es lo que creo que me pasó. A mi, me pasó otra cosa.
Supe que estuvimos del otro lado del espejo.
Y que ese mundo es oscuro y feliz.
Oscuro y sin manos para tocar(nos) ni pies para alejar(nos).

Lo que yo creo que pasó es que
hoy nos dijimos adiós.

En medio de lo bello, en medio de la abdicación.
Adiós.

martes, 17 de julio de 2018

fin de año en pleno julio

Escuché lo que decías, pero con la atención estancada en lo que callabas.
El este, el blanco de la diana, el viento, el atardecer.
Lo mejor, lo sensato, lo posible.
El adiós.

Las omisiones eran más sinceras.
Decían que no habías encontrado en mí a la mujer que nunca hubieras imaginado que existía.
Confirmaban que ibas a sobrevivir sin que mi respiración te despierte en mañanas de sol.
Aseguraban que los largos tiempos sin mí no iban a opacarte.

Y con la letanía de lo que sí podías nombrar de fondo, comencé a llorar.
Y nos dio ganas de sentirnos dentro,
y nos amamos con un sexo sediento y voraz.
Y volví a llorar, pero esta vez ya sin ganas de estar ahí.

Ni sé cuando te fuiste,
aturdida por tu silencio.
Mientras la ruinas del pasado

se incendiaban a tus pies.

lunes, 16 de julio de 2018

viajes

Aún con todo
tengo ganas de escribir.
Pero no sale hoy,
será que invertí
millones
de millones
de millones
de palabras
en atravesar galaxias
solo para despertarnos
ahí
donde el domingo
se sueña
perfecto


sábado, 14 de julio de 2018

bienvenue

Esta madrugada entraste en mis sueños.
Había devenires, besos, edificios de ladrillos rojos, maletas y susurros.
Pero lo que importa es lo que faltaba: vergüenza, estructuras, tiempo.

Volvé todas las veces que quieras,
y si es que estamos despiertos,
mejor.

viernes, 13 de julio de 2018

ganas

"Ganas de que me importe lo suficiente como para poder llorarlo.
Y que se vaya,
lejos.
Son solo dos meses más en el infierno".

dijo la hija de la lágrima en un arranque de cinismo

miércoles, 11 de julio de 2018

héroes y villanos

Odio cuando nos tratamos mal
(qué necesidad, con tanto silencio disponible)

Amo cuando coincidimos,
aunque no haya palabras para ponernos de acuerdo.

martes, 10 de julio de 2018

Tac tic

Ella fue la primera en darse cuenta. Pero claro, no dijo nada.
¿En qué momento sentir una reacción inapropiada es darse cuenta de algo?

Mentira.

Ella fue la primera en sentir que algo iba a cambiar. ¿Para bien? ¿Mal? ¿Importaba? ¿Importa?

Primero sentir, después nombrar sin palabras, después hablar. Hablarlo.
Ese tipo le gusta.
Ese tipo la enloquece, le regala tiempo donde no lo hay, le da aire cuando se ahoga.
Ese tipo le gusta.
Él lo sabe, pero para él así es suficiente.

Un mes, un semestre, una vida. Y sus palabras no llegan.
No hay razón para esperar, pero ella espera.
Espera.

Ese tipo que le gusta no trae cerezas. Solo reina en el hambre.

No porque lo sienta significa que está ahí.

Un mes, un semestre, una vida.
Tic, tac
tic, tac
tac...
tac.



sábado, 30 de junio de 2018

Nada


Estar lo bastante cerca como para que el calor de tu cuerpo azore al mío.
Apenas un roce después,
in-nombrado pero vivo,
la mañana pinta perfecta.
El resto del día se disuelve....

Al despedirnos, un roce más.
disimuladamente sostenido,
encadenados.

Es que entre nosotros no hay nada.
Nada.

lunes, 11 de junio de 2018

Solo soy yo


Solo soy yo escuchando callar al pasado
Solo soy yo sintiendo tu hechizo en do sostenido
Solo soy yo despertando en un mundo sin brillo
Solo soy yo subvirtiendo tiempo y espacio desde un vagón de subte
Solo soy yo inventando historias para no aburrirme
Solo soy yo frente a las chicos buenos de Oxfordshire (Siempre caen bien)
Solo soy yo en el momento en que las luces se encienden
Solo soy yo celebrando la belleza
Solo soy yo intentando disimular el mundo exterior
Solo soy yo mostrando los dientes
Solos soy yo esperando demasiado tiempo en la antesala de la nada
Solo soy yo metiéndome en la cama para olvidar a un viejo día


La noche lleva tiempo siendo larga. Entrás en silencio, tu silencio, y después de muchos
planeos verticales, innecesarios y tibios, tus manos se pierden en mi pelo.
“Te extrañé”, decís.
No me atrevo a decirte que yo tampoco.

viernes, 13 de abril de 2018

pon tus manos a volar o en tus ojos el terror



Llueve afuera, ¿sabes?
O debería.
Esas gotas tibias como abrigo
y nosotros vestidos de silencio.
Suplicamos entendernos pero
tenemos miedo.


En la oscuridad presiento tu boca,
mi boca;
tus manos, mi pelo.
Solo deseo morir enjaulada
en tu ambigüedad.


Un relámpago
ilumina
los derroteros de mi cuerpo
llenos
de arenas grises.


Llueve adentro, sabés?
Mientras busco cómo ofrecerte
mares azules con brisa de romero.
Ahí donde olvidaste tus alas
te extrañan esas luchas
tan ajenas,
tan tuyas,
tan de nadie.


Tal vez hoy entienda por qué tus ojos
se yerguen y miran con soledad.
Aunque no llegue a descubrir
si están pidiendo
perdón o clemencia


De haber llegado antes
sobrarían los fuegos y las treguas.
Pero hoy ya es hoy
y este silencio no le pertenece a nadie.



* El título es un verso de la canción Se dejaba llevar por ti, de Antonio Vega

domingo, 1 de abril de 2018

Gustósono

Me gusta enumerar prolijamente, pero esta vez, no.
Esta vez, prefiero una masa amorfa de gustares y no gustares, un tirar de la cuerda y que vayan saliendo, las cosas, las que gusto o no gusto, las que están o que estuvieron y que por eso las degusto más, o las que no estuvieron y por eso las hecho tanto de menos.
El café con leche de la mañana (jarro de leche con dos cucharadas de café instantáneo). Es sumamente importante que esté, cada mañana, cada una de las mañana de mi vida, una vez que dejó de ser un toddy, una vez que superé el año de rebeldía idiota y me iba a la escuela sin desayunar, porque sí, porque no sabía que me gustaba tanto, el café con leche, con dos de azúcar.
Me gusta el sol en invierno y la sombra en verano. Me gusta la ciencia ficción pero no el terror. Me gusta más Cortázar, Arlt, Camus y Gelman que Borges, Lugones, Celine y tanto poeta que anda por ahí creyendo que es fácil escribir poesía y te suelta impune una chorrera de palabras que no dicen, ni siquiera, lo que insinúan.
Me gusta mi gato y los gatos que se le parecen. Me gusta verlo dormir, despatarrado, en medio del sillón como si todo lo que existe en el universo fuera suyo. Me gusta como se escurre discretamente cuando sabe que tres son multitud.
Me gustaba Ibiza. No sabía ni que existía pero un día me gustó y duró lo que hizo falta. Ahora me gustan muchas de las personas que viven ahí, me gustan sus calas discretas, su mar transparente y sus acantilados mágicos. Pero Ibiza ya no me gusta, ya no.
Me gusta establecer largas conversaciones con chicos chiquitos, dejarme arrastrar por su lógica purísima. No soporto más de dos segundos las charlas de compromiso ni la lógica cínica de algunos adultos.
Me gustan las montañas, los lagos. Me gusta irme de viaje a donde no entienda de los que hablan. Me gusta viajar para conocer otras verdades y en el mientras tanto, tomarme unos miles de mates en alguna plaza de pueblo creyendo que podría ser de ahí si no fuera que alguna absurda coincidencia no lo quiso.
Me gustan casi todos los mamíferos y casi ningún insecto. Me gusta la política aunque no la entiendo. Me gusta saber que la justicia hace justicia porque así las cosas están como deberían y me siento tranquila, ordenada, satisfecha, en paz.
Me gustan las lapiceras, los cuadernos, las revistas. Me gusta el silencio después que mamá habló y habló, hablo, habló, habló y habló… No me gusta tu silencio cuando es solo ausencia.
Me gusta arriba, abajo, de costado, en silencio, conversando, de pie, sentados, acostados. Me gusta cuando me amas y te amo por todos los rincones de mi casa. Y de la tuya.
Me gustan las fotos, escribir, leer, resolver los problemas justo en el momento en que aparece el vértigo de sospechar que no va a haber solución, pero al final la hay. Me gusta el trabajo pero no el que tengo.
Me hubiera gustado tener hijos. Me hubiera gustado tener padre.
Me gustan las series de la tele con familias disfuncionales, con individuos rotos. Pero cuando pienso que son actores que ganan millones de dólares por hacer de alguien que bien podría ser yo, ya no me gustan. Me gustaba Meteoro y Astroboy pero ahora no me divierten ni por nostalgia.
¿Alguna vez me va a gustar cambiar de sueños? ¿Alguna vez me gustará cocinar? ¿Quizás algún día me guste ser tercera, o segunda o hasta última en alguna de esas travesías imposibles?
Me gustan algunas palabras: duna, chichón, cutre, guarro, salamín. Me gusta jugar con las palabras, que juguemos a recortar palabras en el aire, que armemos redes volátiles de palabras. Que susuremos palabras, que olvidemos palabras, que comamos palabras.
Me gusta esa foto sorpresiva donde estamos todos riendo, donde no sobra nadie.
Me gusta cantarme canciones cuando voy a hacer algo que me da miedo o me llena de orgullo, cuando me lastiman y no se que otra cosa hacer, cuando quiero exorcizar fantasmas.

Y como no hay imperativo para el verbo gustar, me hubiera o hubiese gustado, o mejor, me gustaría llamarte, algún día.

1-3-2009