lunes, 30 de marzo de 2009

una A provoca un 6

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Las chicas somos así, como impredecibles pero no.
Algo como que un golpe en la rodilla desencadena un alzamiento del pie, o que una depresión termine en día de compras o un deseo de cambio en un corte de pelo.
Todo superficialmente hablando, no esperen ustedes, señores, que devele secretos que deberían descubrir por ustedes mismos.
Pero bueno, sin grandes detalles, una A provoca un 6 y es así de simple.

Por esto o por aquello, por charlas que faltan, por novedades que animan, hace días que andamos dando vueltas a esta extranjería tan arraigada (y esto sí que es una contradicción), casi coyuntural.
El sábado, harta de estar sentada en las seis sillas del comedor, en la cama, en la silla de la computadora, en el sillón o en el suelo delante del sillón, agarré el termo, el mate y El silenciero (sí, Di Benedetto otra vez) y me senté en el pasillo, donde siempre se sienta el gato, frente a la puerta del estudio y mirando hacia la ventana.
Un cambio de óptica. La casa en silencio, el mate a punto, la lectura justa.
Mirar lo mismo con ojos nuevos.
La extranjería puede ser un lujo, una herramienta, un vértigo, una vocación.

Y bueno, lo que decía. Esta mañana me compré una cámara de fotos: si vamos a ser extranjeros, que sea a lo bestia.

Pensé que me bastaba dar media vuelta y todo quedaría concluido. Pero toda una playa vibrante de sol se apretaba detrás de mi. Sabía que no iba a librarme del sol desplazándome un paso.
El extranjero, Albert Camus
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jueves, 26 de marzo de 2009

curaciones

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mierda
pasó otra vez.
Empieza primero como un rechazo, un "no, si no me interesa". Pero eso es por unos días. Después viene el buscar en internet, el chat, los mails y esos recuerdos rápidos que atraviesan el pensamiento más pueril.
Y empiezo a escribir frases más o menos mentirosas. Más o menos que cada vez son más y más.
Y ya está.
Ya estoy extrañando de nuevo. Ya siento que me falta, que me gustaría estar hablando raro, que me gustaría tener ojos de extranjera, de nuevo.
Y a ese amor tan conmovedor que sé que siento se le incrustan percebes de ausencias, de lugares en los que no estoy y en los que me gustaría, también, estar.
Y me siento una loca deshilachada.
Y me pregunto porqué de vez en cuando se me desatan los hilos que deberían retenerme, porqué hago mal los nudos. El otoño no justifica: soy persona y no pato.

D., con ese pragmatismo masculino que lo caracteriza, me dice: "y si, claro, siempre te va a pasar."
Y si, claro, siempre se me va a pasar.
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Garrel, otra vez

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claro que si, cómo que no!

ahi vamos, los sobrevivientes de "Los amantes regulares", trastocados para siempre por la poesía (dicen) de Phillipe Garrel y el triste fumar de Louis, otra vez rumbo al cine, no por "cómo me gustan las películas de este tipo!" (agreguesé tono snob) sino como quien acompaña con felicidad la exposición del amigo artista.
Parece que alguien ya lo dijo antes, pero según se ve, a los seres humanos les cuesta renunciar a lo que les produce algún sentimiento intenso.
Por eso Garrel, porque casi seguro que no es por gusto, pero descoloca, filma en blanco y negro, lentamente, lejos de lo que la tele impone, mirando lo que los demás se pierden por estar mirando las luces, con el peligro constante de pasarse de la raya, atrapándote en un mundo otro, donde no sabes si reir o aguantar, donde agarrás la cartera porque otro minuto más asi no me lo banco, ¿a dónde va?, y te quedás, hasta el final y volvés, la próxima vez, a La Frontière de l´aube por ejemplo, a ver si esa sorpresa sigue ahi, esperando para ser sentida.
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miércoles, 25 de marzo de 2009

volver te

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Cuando me pierdo, cuando no se, cuando tengo ganas de gritarte
"volvete aire, volvete tiempo, volvete fuego.
El río lo pongo yo",
llega Juan (Gelman, claro) y me dice...
Hacer

tirar con piedras con pelitos con íntimos desechos furias libres y fiebres
milagros espantosos perros célebres vientos uñas rotas
pero tirar vivir contra cualquier quietud
contra otra vez la muerte he dicho.

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lunes, 23 de marzo de 2009

otro 24 de marzo

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y si
a la plaza, otra vez
siempre
(aunque ojalá no hubiera hecho falta nunca)


Martes 24 de marzo
Piedras y Av. de Mayo
15 hs.
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sábado, 21 de marzo de 2009

contagios

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¿En qué lugar?
Lo respondí hace rato, cuando decidí volver, pero igual de vez en cuando me distrae la pregunta desviadora.
¿En qué lugar del mundo me gustaría vivir? Acá, claro, claro. A pesar de… porque sino no...
Pero.
En un documental estaba Galeano hablando de Benedetti con Montevideo de fondo.
Si no fuera porque adoro, no, perdón, amo a Buenos Aires (a pesar de/porque sino no) adoraría Montevideo. Por hermosísima, serena, viva, variada. Es uno de esos lugares de donde me gustaría ser si no fuera de donde soy.
Y tengo unas tres más de ese tipo.
Ibiza por ejemplo. Nueve años disfrutándola pero con la sensación de que si hubiera nacido ahí la querría muchísimo más. Y fue así que un día las puse en la balanza y me obligué a volver, pero una pena, porque Ibiza, digo, Eivissa, está buena.
Ámsterdam es otra. Caminando por ahí, doblando acá, cruzando el puente aquel, la idea de ser dueña de esa ciudad como lo soy de esta Buenos Aires me dio sonrisas. Pero después pensé que para eso tendría que ser holandesa, que no está nada mal, pero debería no ser latinoamericana y eso si que no me gusta.
Y París, claro, París.
París hace trampas porque si das vuelta rápido la cabeza en una esquina, por ahí te pensás que es Almagro. Y enredada en esa confusión, una de esas tardes yendo hacia el Cluny, me moría de ganas de ser local o lo que es lo mismo, de no ser turista, de sentir ese aleph como algo estructural, genético, determinante. Pero no, no soy de ahí, como tampoco nací Maria Casares para ser amada por Albert Camus.
Y entonces, cuando dudo de todo, cuando me siento afuera, es cuando vuelvo a casa a las dos o tres de la mañana por esta Buenos Aires casi vacía y la muy zorra me tapa la boca, porque es tan hermosa a pesar de… y porque sino no…
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lunes, 16 de marzo de 2009

esquinazón

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Hace días que quiero escribir sobre una esquina de Buenos Aires, sobre esa esquina que sólo pisé una vez, que queda a 8 cuadras de casa y en la que siempre estoy pensando, pero no, no voy.
Esa sola vez, en que por error, crucé mal y me quedé ahí, en el medio, viendo como los coches iban para allá o para el otro lado, porque esa esquina parte una avenida enorme en dos avenidas más chicas y donde los coches enfilan siempre hacia adelante y doblan un segundo antes, de chocar, contra esa esquina, o eso me gustaba imaginar a mi, ahí, parada, riendo a carcajadas, sola, en ese filo que parte el camino en dos.

Y pensaba en escribir sobre eso, y me entraba de contrabando el recuerdo de esa vez, cuando también la risa se soltaba sola, cuando parados, los cinco, muy muy cerca de un salto en las cataratas, nos empapaban esas gotas tan livianas que no iban de arriba para abajo, que iba a cualquier parte, mientras las que sí obedecían la rigurosa ley de la gravedad, hacían un ruido atronador que tapaba nuestras risas que volaban descarriadas, o esas eran las gotas.

Pero tampoco podía quedarme en esa imagen porque pensaba que me gustaría escribirlas, a las dos, a todas, porque como dice PaO, creernos artistas es lo único que nos mantiene vivas, y entonces ese ciclo de que si escribo para qué? y si no escribo para qué me levanto a la mañana, para que cada mañana sea como cuando nos juntamos y nos reímos, a carcajadas, como palabras que nos decimos, para juntar caminos, aunque sea, por unas cuadras...
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viernes, 13 de marzo de 2009

piedra libre

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Listo, duró demasiado.

Yo voy por la vida creyendo en lo que creo, pensando lo que pienso, lejos de las evangelizaciones.

Callo demasiado, confiada en que no hace falta, en que ya no hay dudas, que lo justo es justo y que ya no somos animales.

Me aburre un poco, es verdad, la impresionante banalidad de los argumentos. Y me fastidia también el discurso incrustado que se compra, de rebaja, en el shopping multimediáticos.

Hago mal, tal vez, pero prefiero no decir nada a quien nada quiere escuchar. Economía básica, no gastar pólvora en chimangos decia mi abuela.

Ese silencio me protege de tener que enojarme, de enojarme mucho, de enojarme en serio.
Es un abrigo de silencio anti "antis".

Pero se ve que por algun lado se me nota. Tarde o temprano termino siendo la comunista (¡vaya muestra de pasado remotísimo!), termino siendo la "de derechos humanos".

¡Piedra libre!
Y la verdad en la mirada.
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jueves, 12 de marzo de 2009

fría

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Estaba crecido el cielo esta tarde.
Un poco de negro en un plano, un poco de gris pasando deprisa, blanco brillante y esponjoso alejándose y el azul infinito detrás de todo.
Mientras, el aire demasiado limpio, acercando ilusoriamente lo lejano.

El silencio, estos dias, no se rompe.
No llegan palabras ni por e-mail, ni por teléfono, ni por msn, ni por celular.

A este silencio tormentoso no lo parten las palabras, esas palabras.
Y la ansiedad, las ganas, la osadía, dejándose devorar por esta calma fría.
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sábado, 7 de marzo de 2009

uno más

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si, un año más, no importa, realmente no importa. Son muchos, son bastantes, pero quedan más por venir, otros tantos más. Por tantas cosas por las que preocuparse, tantas cosas evitables, modificables, transformables es que no me voy a preocupar ni ocupar por lo inevitable.

Ahora, si parece una ironía que justo ayer me vengan con que para ese puesto hay una "restricción de edad" no tiene punto de comparación con que una respuesta automática, de esa misma empresa me diga:
Gabriela :
En este día tan importante, queremos desearte lo mejor y seguir acompañándote con un saludo muy especial. ¡Feliz cumpleaños!
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