lunes, 6 de mayo de 2019

toditos

el que se fue
el que habla y habla
el que falta
el que no poseo
el que arruina
el que grita
el que no escucha
el que no se despega
el que no llegó
el que no me cojo
el del otro lado de la grieta
todos
todos
reúnanse en la birrería de la esquina
pidan ipa
o honey
en happy hour
y déjenme en paz
en
p
a
z

sábado, 9 de marzo de 2019

¿Porqué fue hermoso?

Ayer fue 8 de marzo. Viernes verde y violeta. Noche de encuentro en las calles.
Adoro y me conmueven esas marchas en las que nos ponemos nuestros muert@s al hombro y caminamos con ellos con alegría.
Me renueva estar de pie en medio de la diversidad: grupos de chicas, parejas de chicas, travestis, abuelas, hijas y nietas. Padres con hijas pre adolescentes. Juntos.

Entiendo que da miedo cuando alguien dice basta. Cuando todes decimos no. Pero es que si no somos libres todos, no es libre nadie. Y siempre son los que peor la pasan los que se embanderan detrás del primer "hasta acá"

Una actriz decía ayer que es momento de pensar en qué tipo de mujeres queremos ser.
Así de trascendente; hay que dejar de parapetarse detrás de los hombres para empezar a no ser machistas. Si, nosotras chicas. Nosotras.
Y eso da miedo. Y mucho más cuando nos castigan por eso. Pero nos están castigan igual, ¿cuál sería la diferencia?

Ayer todas eramos incogibles. Porque ayer era tiempo de defender derechos. Y uno de esos derechos es decidir cuándo, cómo, cuánto, dónde y con quién.

Ayer fue hermoso por la diversidad y los objetivos concordantes. Porque hay caminos que se decide no volver a transitar mientras otros nuevos se vislumbran.

Ayer fue tiempo de reencuentros y de futuro.

Ayer fue hermoso porque estamos en mitad de la lucha. Y sabemos que es una lucha que no se va a detener hasta que se gane.


martes, 5 de febrero de 2019

Nosotros tres


Hubo un día perfecto. Lo sé, lo sentimos. 

Esa tarde en que vos y yo, solo vos y yo, dejamos todo para contarnos del aire que nos permite seguir vivos. No había nadie más. Estaba la oficina, nuestros robots, ese jefe ahí, ese compañero allá. Lleno de otros. Pero solo nosotros dos.

La pureza del momento vino de hacer callar a cada una de nuestras historias personales. Fuimos eso, ese segundo. Inventando con los pies en el aire, chapoteando desde un muelle sobre un río que pasa. Hablando como si estuviéramos en silencio. Al borde de nada, en medio de todo.

Pero un día él empezó a hablar. Trajo al silencio entre nosotros. El agujero de gusano que aprovechó para crecer, desplegarse. Dominar.
Él no sabe de entrega. No entiende que puede ser por nada. Viene con sus reglas, sus estructuras, sus mortajas.

Y nos hizo callar. Y la noche fue solo noche.

Un día te dijo: “basta!” y te fuiste con él.

Y no es en otro lugar. Es nunca.