sábado, 30 de mayo de 2020

sueño de ASPO

Estamos en Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio.
Noche 74

Anoche soñé raro.

Un mafioso, mezcla del matón francés de Zona Blanca y el gallego de Vivir sin permiso, fue denunciado por una adolescente que él conoce y a la que ahora tiene que matar para ajustar cuentas. Yo estoy ahí, pero soy una tercera que veo todo nada más. El mafioso no la quiere matar pero debe hacerlo. Entonces se empiezan a tejer en el sueño (ya no recuerdo todo) una serie de situaciones para que ocurra la venganza necesaria, en un bar pero en donde no muera nadie. Recuerdo hacer planes en muchos encuentros, como en una comida comunitaria, un evento social o algo así, con mesas largas y platos de comida y postres todos iguales. Llega el momento de la venganza. Un muchacho rubio parado en la barra del bar debía empezar la representación. Dice algo pero surge un imprevisto, una palabra de otro que no debería estar ahí y suenan disparos, uno atrás del otro.

Queda solo el rubio, todavía parado junto a la barra pero con los hombros encogidos como queriendo protegerse de algo. Todos los demás, muertos. El rubio con su cara perturbada y yo, los dos pensando “¿Qué pasó?” “¿Por qué pasó lo que no debía pasar?

Y ahí me desperté, con el sueño ido y esa sensación todavía ardiente.

martes, 5 de mayo de 2020

cuarentena chota

Bien, 50 días de cuarentena hoy.

Ya hice lo que todos: pan, limpieza, arreglar cositas (cortinas, lámparas), un poco de ejercicio, ver series y pelis, trabajar, aburrirme, deprimirme, tener un poco de fobia a salir, intentar hacer tapaboca, sentirme bien, beber más alcohol, extrañar, chatear, etc, etc, etc.

La revista Barcelona hizo este chiste: "¿Ya podemos dejar de aprovechar la cuarentena y deprimirnos?"  ja! Sí, ya podemos.

La verdad, a mi esta cuarentena no me enseña nada. No descubrí nuevos placeres, no aparecieron nuevas aptitudes, no se amplió ninguno de mis horizontes.
Me gusta lo que me gustó siempre, solo que la mitad no lo puedo hacer o tener.
No me hice experta cocinera, por ejemplo, porque cocinar nunca me gustó y sigue sin gustarme y no me hace ninguna gracia hacer platos dignos para disfrutarlos sola.
Quiero mucho a los que quiero siempre mucho: no los quiero más ni los dejé de querer. Simplemente no los puedo abrazar y besar.

Tampoco me gustó nada nunca la teoría o estilo de vida que dice que las cosas pasan por algo y que todo sirve para aprender.
No señores, hay cosas que pasan y hay que tragarlas como vienen y punto.

¿Eso es malo? ¿Eso es negativo? No, es y listo. Puedo vivir con esa verdad.
Pero eso, bancarme lo malo con empatía y dignidad, lo hice siempre.
Así que cuarentena chota, cuando sea seguro para todos y puedas, andate a la mierda.


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domingo, 3 de mayo de 2020

todas las formas de lo imposible

Ger salió primero, yo lo alcanzaría tres horas más tarde.
Dejaría la casa, caminando despacio, atravesando todo el Marais.
Arranqué apenas una hora después que él.
Un par de cuadras y me senté en la plaza invadida por el sol tibio de abril.
Otro poco más y llegar a esas calles con un crepitar de gente en bulliciosa paz.
La terraza de un bar, cualquier bar, con las mesas demasiado juntas.

Mientras tomaba mi cerveza con pochoclo salado, oí toda la conversación de los tres franceses que estaban detrás de mi. No entendí mas que palabras sueltas, pero podía oírlos reír, tragar, masticar. Respirar.

El vaso de cerveza suave fue demasiado grande.
El sol empezaba a alejarse y yo todavía tenía tiempo. Fui al puente más cercano.
El fotógrafo que habíamos visto unos días atrás en la puerta de casa, esperaba el anochecer. Lo recibimos juntos.
El sol enorme y naranja, mi mareo, su concentración. Nuestro silencio en el escenario más hermoso.

Ya era tiempo, la noche estaba ahí.
No había nada mejor que caminar por París, con el sopor del alcohol por esas calles recién iluminadas, para encontrarme en el abrazo radiante de Ger.


Hoy, todas esas pequeñas escenas suman tantas imposibilidades que parecen de otra vida.
Una vida a la que demando encendidamente volver.


* la foto de cabecera de este blog es de ese atardecer