miércoles, 31 de octubre de 2007

Patricia

- ¿Estas siempre despidiéndote, no? –dijo Nacho, muy tiernamente.
- Sí. Son los inconvenientes de ir con las raíces al aire –contestó Patricia que, abrazada a él en el lado derecho de la cama, se sentía tan valiente como para burlarse de todo.
- ¿Y cuáles son las ventajas? –soltó suave, mientras le pasaba el cigarrillo.

Ella aún busca la respuesta.

lunes, 29 de octubre de 2007

.-.

Ahora tenés que seguir sola.
No te asustes. No te resistas.
Sabés cómo.
Sólo hay que dejar que el miedo no saque ventaja

domingo, 28 de octubre de 2007

Nacho

Nacho es de una pieza. Está en armonía perfecta con sus seguridades y sus imprecisiones. Lo que cree, lo dice. Lo que piensa, lo sostiene. Duda a veces, pero se sujeta a esas dudas y las moldea, las acopla, las incorpora.
Me gusta mirarlo de lejos, mientras piensa, disfruta, conversa o ríe. Está ahí tan humano; es un puerto protector donde descansar.
En un sueño, lo vi como a un Rick Wakeman rodeado de pianos, con la precisión en sus dedos, el mundo en su mirada.
Soy uno de sus pianos y no quiero.
Tal vez ya no lo ame. Tal vez, aún un poco.

otra

Necesito escribir porque necesito salir de aquí. Estar en otras partes, ser otra.
Hace tiempo que no fumo, ni tomo, ni esnifo nada y la vida está muy tranquila. Los únicos problemas son los del trabajo y de esos, aliena mucho ocuparse.

Ahora me escondo en una cordura que no tengo. Como antes me escondía en el sótano-biblioteca.
Ahora trato de que no se note de que, además de acá, quisiera estar en 20 lugares más.
Sólo encuentro razones formales para no subirme a un micro y llegar a Tunari a ver brillar luciérnagas en la noche tropical. Pero me contengo, me apego a la realidad y me quedo.

Ahora quisiera tener 4 o 5 gabrielas más en el placard, cada una con sus voces, con sus historias, para no quedar pegada sólo a una.

Tal vez salga hoy a hacer fotos de esta ciudad que vota pero que no decide nada.
A veces nos parecemos tanto…

sábado, 27 de octubre de 2007

Los ojos de Torcido



La mirada de Torcido me hace acordar a
esos otros ojos
a los que me unía para olvidar el mundo
Esos otros, que me sujetaban hasta verme estallar
Esos, que no hacían preguntas.

Torcido, no me mires así, que no me siento bien en los universos respuesta-dependientes…

viernes, 26 de octubre de 2007

llegaron

(las palabras)

Gran Exposición Gran
en
Corrientes y Medrano
de 19 a 20 hs

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que a
“hoy que estoy tan alegre”
respondan
“con las seis enfermeras locas del pickapun”
escapa a toda fantasía

Hoy la ciudad brilla con sol extranjero

jueves, 25 de octubre de 2007

miércoles, 24 de octubre de 2007

sinateos

Iba hoy con ya saben quien cantando en mis orejas, con los ojos cerrados intentando aceptar el viaje en colectivo. En una de esas, cuando un rayo de sol quedó oculto, abro los ojos y me encuentro una camioneta pegada a mi cara con un cartel en el vidrio delantero que decia: Dios me guia, me conduce.

Resignémonos: todos necesitamos un dios. Así que cada uno invente el suyo y se encomiende y entregue a él como más le guste.
Y la parte irracional de la razón se queda tan contenta. Total, en cualquier momento se puede cambiar por otro, y vuelta a empezar.

martes, 23 de octubre de 2007

el amigo de Nacho y yo

No me vio. Estaba sentada en la oscuridad del patio, con una cerveza en la mano y la cabeza tirada hacia atrás para perderme en un cielo de luna llena. Era una casa en las afueras, cerca del mar.
Él salió con su guitarra y su silencio a sentarse en la pared baja del balcón terraza. No iba a verme, escondida por sus espaldas.
Empezó a tocar muy suave como no sabía se podía hacer sonar una guitarra. Una mezcla de abnegación y vicio en sus dedos.

Ahí estamos todavía, guardados en una misma imagen nocturna de verano, para cuando queramos volver a estar vivos

lunes, 22 de octubre de 2007

Contarte

Me acordé hoy, de golpe, mirando por la ventanilla desde el colectivo, que una de las razones de osadía para empezar este blog era intentar contar Ibiza y Buenos Aires a quienes no las conocen o viven lejos.
Se me olvidó en el camino. Pero sigo andando, hay tiempo.
¿Cómo contar una ciudad o una isla? Contar como se debe, sin ser redacción tema: la vaca, claro. Contar no sería la herramienta entonces.
Uno de mis provocadores: Albert Camus escribe en El extranjero sobre una tarde de sol intenso en una playa de Argel. Una tarde donde matar al Otro. Y estamos ahí cuando el sol golpea implacable en la piel del que lee, esté donde esté. Cuando ciega sus ojos con el resplandor inexistente.
El problema es que quizás se sienta el Mediterráneo azulísimo si y sólo si (como decían las maestras de matemáticas) frente a él alguna vez antes se encendió la piel, por el sol o el deseo. Sólo si la luz blanquísima obligó a cerrar los ojos y saborear la sensación de caer hacia ningún lado. ¿A dónde más se podría querer ir?

Y ahora: ¿cómo se cuenta Buenos Aires? Tal vez incitando a cerrar los ojos para percibir los olores, para oí el viento que agita las ramas altas de los árboles inmensos, profundamente verdes.

Azul, azul. Verde, verde. A lo mejor no pueda nunca. A lo mejor, no es tampoco necesario.

sábado, 20 de octubre de 2007

instantáneas

“Me gusta mucho estar en los sitios en las ocasiones excepcionales.”
Italo Calvino, de Ermitaño en París.

Imagino,
a mi amigo, el que no se autodestruye, con su cámara en la mano en cada salida. Una herramienta para mirar distinto lo que hay. Una llave para soñar la excepción.
Imagino
a alguien leyendo un mail de un desconocido que le agradece haberle hecho recordar qué es estar en paz.
Imagino
la expresión en la cara de un extranjero frente a un mar, el mío, el nuestro, tan imperioso y pertinaz.

Y sonrío
por una felicidad que bulle a borbotones dentro mío, sin razón, sin motivo.
Una obsesiva excepción en medio de la tormenta.

viernes, 19 de octubre de 2007

Una y otra vez, una y otra, y otra vez…

20 canciones. Ya casi una semana así.
Salgo de casa, a pilotear problemas ajenos que me importan cada vez menos, después de vuelta a casa, a mi estudio. Y de nuevo, play.
Suenan ritmos oxigenando la realidad, y en los huecos aparecen –reaparecen- viejas voluptuosidades. Deseos, contactos, placeres. Sensaciones, futuros imprecisos.

Ya no me avergüenzo de nada, otra y otra vez.

jueves, 18 de octubre de 2007

Lo de cada uno

Lo que cada víctima puede aguantar es tan subjetivo como lo que cada sádico desee herir.
No es cuestión de medir fuerzas. No resisten cálculos ni equivalencias.
Hay que abandonar el juego ahí donde se detecte.
Y como dicen los españoles, a vivir que son dos días…

(Para Barbi, que cayó primero)

sábado, 13 de octubre de 2007

Queriendo sol

Manolo Tena de fondo otra vez. ¿Seré la única persona en el mundo que lo escucha en este instante?
Son canciones tristes para un sábado a la tarde: sí, bueno, pero no es por eso. Cada vez que lo escucho me acuerdo de un cuento que escribí hace mucho tiempo, donde un tipo con sus rasgos pero desamparado, se instalaba por unos días en la casa de una pareja amiga. Él, llegaba con su abismo profundísimo justo en el momento en el que ella y él, la pareja contenedora, empezaban a darse cuenta de que se querían, pero ya no se amaban.

El cuento se perdió en la gran mudanza. Un diskete mal grabado y ya no existe.
Será cobardía o pereza, pero me parece que el recuerdo es mejor de lo que llegó a ser el relato.
Hoy, Manolo Tena, la ella y el él de la ficción, el desamparado y yo, en un octavo piso, en una tarde nublada. Creo que hay demasiada gente en mi interior soñando una mañana de sol, una mañana donde desayunar juntos, muy lejos de los abismos.

domingo, 7 de octubre de 2007

Silencios

A veces es difícil decirle a un amigo/a las cosas que una, desde afuera y con una subjetividad absoluta, ve que le están haciendo mal. Claro, la convención dice que si somos amigos/as no debería existir esa dificultad.
Tal vez sea que le doy una carga de verdad revelada a mis palabras que hace que, desde el vamos, sea un monólogo y no una charla. Una charla de esas que se intuye más o menos como empieza, pero que va creándose caprichosa a medida que avanza hacia algún lugar que tal vez no exista nunca.
Tal vez sea un miedo horrible y cobarde a decirle a alguien que amo que creo que se está autodestruyendo. Nada más, nada menos. Y ese pavor me hace pensar en que quizás me equivoque o que no soy quien con esta vida que tengo o que… aunque siga sintiendo lo contrario. Tal vez no haya que tener la propia vida resuelta o encaminada para poder tirar una soga a un amigo/a en un naufragio.
O, tal vez, no exista ese naufragio, pero es que me falta tu alegría, me falta tu presencia única y singular, me falta verte luchar y ganar o perder y seguir luchando.
Me faltas vos, vivo como antes, querido mío y no se cómo decírtelo.