“Me gusta mucho estar en los sitios en las ocasiones excepcionales.”
Italo Calvino, de Ermitaño en París.
Imagino,
a mi amigo, el que no se autodestruye, con su cámara en la mano en cada salida. Una herramienta para mirar distinto lo que hay. Una llave para soñar la excepción.
Imagino
a alguien leyendo un mail de un desconocido que le agradece haberle hecho recordar qué es estar en paz.
Imagino
la expresión en la cara de un extranjero frente a un mar, el mío, el nuestro, tan imperioso y pertinaz.
Y sonrío
por una felicidad que bulle a borbotones dentro mío, sin razón, sin motivo.
Una obsesiva excepción en medio de la tormenta.
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