viernes, 26 de junio de 2020

Pablo D 5

Pablo es muy buen actor.
Las últimas dos historias en las que lo vi, una película y una serie, fueron buenos sitios donde pudo desplegar su oficio como atormentado que tan bien le sale.
Los programas están bien, y la serie la dirige "Milikito", que desde hace ya muchísimos años tiene su nombre de persona y no de payaso.

Es increíble la cantidad de cosas que hay para ver. Como los libros, claro, que no se acaban nunca. Porque es desde antes de esta pandemia que recorremos o recreamos el mundo bajo el estricto control de la contemplación. Libros, series, películas, obras de teatro nos muestran el mundo, otros mundos, de los que salimos más o menos igual, para volver al único en el que habitamos realmente.

El más o menos es lo que marca la diferencia.
A veces nos hacen llorar porque X perdió a Y y luego vamos a cenar o a tomar una copa para volver a hablar de nuestras vaguedades cotidianas. Eso es cuando salimos más igual.
Pero otras, cuando es menos, nuestros deseos se reafirman, aparecen palabras para nuestras necesidades y nos vemos impulsados a dar un paso hacia... no se sabe.

¿Es acaso diferente el escenario de un actor que el de un trabajador de escritorio?
¿No son ambos lugares en dónde se puede mejorar o entorpecer la vida de la gente?

En una entrevista, Pablo Derqui dice que ahora tiene más ofertas de trabajo y que puede elegir. Y qué es eso lo que un actor realmente desea: poder elegir a qué proyecto sumarse. Dice que lo suyo es un oficio. Sí, habla como un trabajador.

¿No es eso lo que se nos ofrece como libertad a todos los trabajadores? ¿No es ese nuestro derrotero? ¿Hacer lo que hacemos de la mejor manera posible, arriesgando, aprendiendo, mejorando para que podamos, cada vez más y mejor, elegir el escenario en dónde sentirnos vivos?

Creo que ya está Pablo.
Muchas gracias por tu acompañamiento.
Este hilo debe saltar a otro barrilete.


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Sabrás que hacer conmigo, película
Pulsaciones, serie
ASPO, día 102


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