Si, venimos perdiendo batallas a lo tonto.
Estamos cansados, con la moral muy golpeada, pero sin duda, no hay diluvio que apague nuestras convicciones.
La guerra, o mejor dicho, el largo y turbulento camino a la utopía que a veces da señales de llegar, es irrenunciable.
Porque no podemos dejar de creer en que:
- a los discapacitados se los contiene,
- a los adultos mayores se les devuelve lo ganado para que vivan con dignidad cuando mas indefensos están,
- a los enfermos graves se los asiste para que accedan a los medicamentos que le dan vida,
- la educación tiene que ser pública, libre y gratuita para todos los que quieran avanzar,
- la sanidad y el cuidado de la salud tiene que ser para todos,
- el prestigio de las instituciones educativas, hospitaliaras no se destruye
- el respeto hacia los otros no es solo "forma", es parte estructural de la comunicación
- las rutas se mantienen para que no haya muertos y si haya mas conexiones entre pueblos
- la policía tiene que estar en la calle, no se reemplaza con gente mirando un monitor
- la policía previene delitos, no los comete.
- Los sueldos de todos no son gastos, ni para las empresas ni para el estado. Y tienen que ser la justa y digna retribución al trabajo,
- la ciencia enriquece y abre el futuro
- no se entra a robar a casa de nadie, no se tortura a nadie, no se roba los bebés de nadie,
- los que se esfuerzan no son tontos, los que zafan no son vivos,
- los que se esforzaron y se siguen esforzando merecen respeto, no burlas,
No son muchas premisas para estar de acuerdo.
Y en su defensa, a muchos, se les va la vida.