Cuando mi sobrina era una nenita, cantábamos juntas una canción que decía:
si usted tiene muchas ganas de aplaudir (aplaudíamos, riendo)
si usted tiene muchas ganas de aplaudir (y aplaudíamos más)
si usted tiene la razón y no hay oposición
no se quede con las ganas de aplaudir (y aplaudíamos mucho!)
La canción seguía agregando acciones: reír, cantar, bailar, estornudar... eructar... lo que sirviera para hacernos sentir alegres y juntas.
Hoy cuestionaría el "si no hay oposición" porque a veces, si uno tiene razón hay que salir a defender las ganas a pesar de los opuestos.
Desde hace un tiempo, incluso antes de la pandemia, nos están obligando a vivir en un tipo de humanidad que no queremos. Cada día más y con cada vez más violencia, intentan robarnos las libertades conquistadas (no hay que entregarles tampoco las palabras). Porque no solo es que quieran hacernos volver a la edad media, sino que además disfrutan actuando como salvajes, violentos y crueles.
Y ya llevamos varios años resistiendo estoicos. Y hace ya un año que el nivel de crueldad hasta hizo que alguno de sus propias filas sintieran vergüenza.
Porque ya no es solo que les falte empatía, nos odian y nos atacan, quizás por ser libres con esa libertad que tanto pregonan y de la que tanto carecen. Porque uno no es libre pasándose la vida queriendo ser otro. Uno no es libre si cada movimiento es para que otro vea lo leales que somos.
Y entonces un día hay que decir NO.
Un día, no se cuando, vamos a juntarnos para decir NO.
Y ese día, porque tenemos razón, porque somos libres, no nos vamos a quedar con las ganas de amar.