Se empeña esta realidad dogmática en recordarme que decir mañana es decir cambio. Si no hay cambio, no hay mañana, es hoy teñido de ayer perpetuo.
Pero su crueldad, la de la realidad, alcanza niveles apenas tolerables cuando los cambios se convierten en ausencias.
Hoy
Aquí
Ahora
que nada más...
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