Y hasta ahora me doy cuenta:
para ser otra no hay que amputarse el hogar sino dejar de hacer las mismas cosas, desprenderse de los malos amores, enamorarse de nuevas canciones, nuevos libros, nuevas visiones.
Conservar lo necesario, salir a olvidar lo inútil, perderse en inagotables confusiones tibias.
Sólo ahora lo entiendo.
Una nueva razón de osadía.
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Sí, Gabi, hay que dejar de hacer las mismas cosas, a ver si de esa manera uno consigue desprenderse de los malos amores
ResponderEliminarquizás debi escribir "desprenderse de las malas pasiones", es más preciso...
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