domingo, 8 de junio de 2008

les bailamos en la esma

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ayer tenía una mala noche. Una no se acostumbra nunca a los maltratos, son siempre una sorpresa inesperada.

Ayer era una mala noche, pero también era noche para pensar profundo. De no quedarse en lo banal del enojo e intentar saber porqué lo que uno no resuelve vuelve a aparecer como mueca.

Me enteré que La Chilinga tocaba el sábado en la esma. Ayer, a la noche. Desde que fue recuperada, siempre pensé que alguna vez tendría que entrar. Mezcla de razones y sentimientos, en algún momento atravesaría esas rejas que me dan escalofríos.

Ayer era buena noche para superar espantos. Dolores innimaginados de los que se recupera con mucha más vida. Ayer era noche de tambores en lo que antes fuera el infierno.

Llegué y en la puerta dos chicas me recibieron para indicarme el camino. Ya era parte, ya estaba incluída.
La larga calle arbolada con edificios a los costados que hay que atravesar para llegar al espacio de las Madres que se llama "Nuestros hijos" es tal como cualquiera puede imaginarse. Así de triste, así de sola, así de oscura en esa noche silenciosa.

Una luz verde indicaba la entrada. Desde ahí se oían ya los tambores (llegue un poco tarde) y sólo faltaba cruzar esa altísima puerta de vidrio.
Del otro lado había una mujer desconocida, sonriendo, que me dijo "bienvenida".
Respondí a su sonrisa pensando en qué bueno era reirse, esa noche, ayer noche, en ese lugar.

Me fui al fondo para apoyarme en una pared y escuchar todas las canciones con el palpitar de los ladrillos y el cemento. Latía, latían, latíamos, lo juro.

En la última canción los músicos bajaron del pequeño escenario, la gente corrió las sillas y ahí nomás les armamos un bailongo en la esma.

Senreíamos todos. Un poco golpeados, pero llenos de vida.
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1 comentario:

  1. Tengo el corazón en un puño y en su lugar un aujero negro, siento el dolor y también las ganas de vivir de los que quedaron. Enhorabuena por poder dar un paso hacia la recuperación.
    Me duele la esma.

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