sábado, 7 de junio de 2008

afuera

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tengo las llaves de una casa que no existe.

Adentro, dos mujeres preparan la cena para tres hombres sentados a la mesa.

Ellas miran sus cucharas, sus verduras, sus fogones.
Ellos, clavan sus afiladas miradas en ellas.

Afuera, la ciudad arde y nadie escucha su crepitar.
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