sábado, 16 de agosto de 2008

no positivos

.
Como cada uno toma de la realidad lo que le conviene, me quedo con la definición 7 y 5 (en ese orden) de la pasión según la RAE.

Me gusta la gente que vive con apetito o afición vehemente a algo, aunque eso le provoque perturbación o afecto desordenado del ánimo.

El baile, la enseñanza, la pintura, la poesía, la plástica, el derecho, el cine, la literatura inglesa son las pasiones que mueven a las personas que más quiero.
Los he visto, los veo, transformarse en extraordinarios cuando la pasión les desordena el ánimo. Su vehemancia es una ola invisible que empapa, que llena de vida.

Ellos no son positivos; no cierran las puertas, niegan o temen a la tristeza, la depresión, el abatimiento o el desconsuelo. Los aceptan, los incorporan, los fagocitan, los devoran y los devuelven modificados, modificándose.

Yo tampoco soy una persona positiva.
Creo en tener actitud para reir, para llorar, para decir no cuando hay que hacerlo, para celebrar cuando hay que celebrar, para desgarrarse cuando la vida así lo impone.

Siento una pasión descontrolada por este país y este continente que tanto duelen, por ejemplo.

Siento una pasión includicable por las palabras y sus matices aunque sé que a veces no alcanzan.
Con ellas armo juegos, escaleras, capas de mago; atajos, sustitutos, armaduras; todo para llegar a rincones que no conozco o para volver a recorrer regiones que antes fueron abrasivas.

Nuestras pasiones evitan que el dolor nos aplaste.
Nos vuelven ardientes, persistentes; perdedores y triunfantes a la vez.
Apasionados, así es como somos la mayor parte de nuestro tiempo juntos
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario