sábado, 19 de julio de 2008

mamá

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Me importa entender una cosa muy argentina a través de lo que dice una mujer de 70 años como mi madre.

Mamá conoció a papá cuando en la época de Perón se intentó (también) recortar ganancias a los que más tenían. No se bien que pasó, pero no se vendía harina a la gente. La acopiaban los comerciantes para venderla después más cara a los empleados, trabajadores, asalariados, como era mi abuelo, que trabajaba de sereno en un mercado.
Un panadero le pidió que le guardara algunos sacos de harina en su casa, mi abuelo aceptó y una medianoche, se consumó el delito. Un vecino los vió y los denunció. Llegó la policía: un sargento y varios agentes que cumplían con el servicio militar. Mi abuela lloraba por la vergüenza, pero el sargento la tranquilizó: "señora, no se preocupe, de aca va a sacar a alguna de sus hijas casadas, nada más grave."

Y así paso: mi abuelo acusó al panadero, el panadero pagó la multa después de dos años, los sacos de harina se llenaron de gorgojos y mi mamá se casó (a los 17 años ella, 21 él) con mi papá, un agente-colimba que dejó de ser policía unos meses después.

Mi mamá y mis tías son profundamente antiperonistas. Ellas dicen que por su culpa (la de Perón) tuvieron a la policia en casa durante un par de años. Aunque hayan sido el panadero y mi abuelo los que infringieron una ley, aunque las victimas de ese delito eran ellos mismos, el odio quedó para el peronismo. Por y para siempre.
La otra razón importante para odiarlos como los odia mamá, es que en la escuela le hacían pintar retratos de Evita. Juro que otras razones no tiene, no las dice y ella, no se guarda nada.

Mi madre nunca hizo aportes jubilatorios, pero puntualmente compraba su atado de cigarrillos diarios. No compraba manteca porque era cara, pero sí, cada tarde, un cuarto kilo de porteñitas o biscochitos o grasas similares.
A mamá le dió un infarto hace más de doce años, es insulinodependiente desde hace ocho años y nunca tuvo, hasta hace un año, asistencia social de ningún tipo. Al cumplir los 70, una ley peronista, le dio una jubilación aunque no tuviera aportes.

Pero a mamá no la compra nadie. Ella sigue diciendo que es profundamente antiperonista, que los del campo no se, no se, tal vez, bueno, pero que ella (Cristina) es una mierda y él también y que lo peor son esos negros que los rodean.
(Mamá es de familia italiana, del sur, tan morochita que cuando fue a visitarme a España, a pesar de sus 60 años, le querían hacer radiografías a ver si traía cocaína en el estómago. Su llanto desconsolado la salvó, y la dignidad se le machucó un poquito, pasajeramente)

Así es mamá. Muchos son como ella.
Menos mal que una, a veces, decide distanciarse de sus padres.
No es difícil, sólo hay que analizar la realidad con más cerebro y menos corazón espiando.

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1 comentario:

  1. Bunísimo Gabi. Se ve que el silencio, de casi un mes, te ha puesto aguditaaaa...guapaaaaaa.
    Un beso.
    tqm

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