viernes, 22 de febrero de 2008

portero Sam

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Los yankies se sorprenden de que el mundo los desprecie. Creen que es envidia, que la desazón por no ser ellos nos impulsa a odiarlos.

¿Y los porteros?
Ellos también son inocentes de los crímenes de los que se los acusa. Jamás chusmas, nunca vagos, ni en sus planes ser fachos.

Mañana iban a venir a ponerme banda ancha, pero resulta que el portero no presta la llave de la terraza. Parece que es la única persona responsable del planeta, el único que puede darse cuenta si el señor del cable comete horrorosos actos de terrorismo.
De nada sirvió decirle al administrador del consorcio que yo me hacía responsable de cualquier problema que pudiera ocurrir. Nada. El portero manda.

Como los yankis: mi portero es de esos pocos privilegiados que saben lo que nos conviene, y cuando, y como.

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