sábado, 11 de junio de 2011

sí, pero no es J. (i)

- Me hizo bien venir. Cada vez escribo más, no puedo parar. ¿A vos?
- A mí no. Yo, seca. No sé, extraño tal vez. Tal vez es otra cosa. El lugar me encanta, me gusta estar acá, con vos, todo es nuevo y excitante, la gente no molesta, no interfiere, no afecta quiero decir. Sin embargo, no sé, hay algo que… no termina de cerrar. Hay algo que no es.

Él la mira un momento mientras lo asalta el recuerdo de cuando hablaban entre el humo de un cigarrillo compartido. Le suelta entonces la mirada pero le pasa el brazo sobre el hombro para dejar caer una pregunta de la que no espera respuesta: ¿”Qué será lo que tanto esperas?

Ella tose sobre un silencio incómodo y empieza a dibujar volutas de fantasías con palabras obsesivamente buscadas dentro de su cabeza. Habla y habla hasta que el relato se le va metiendo para adentro y se apaga.

Él seguía pensado en ellos cuando no esperaban la noche oyendo romper las olas sentados en un muelle destartalado y desierto, pensaba en esos que eran cuando la penumbra, el cigarro y el alcohol les preludiaban una madrugada de sexo urgente. Él pensaba en ellos, los que fueron, cuando rasgó la tibia pausa para decir: “Yo seguir vivo. Eso quiero”.
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