miércoles, 21 de julio de 2010

coyote

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A veces me dan vuelta por la cabeza un trío o cuarteto de ideas, vueltas como los pajaritos que le rondan al coyote cuando el insoportable del correcaminos le hace notar su torpeza o incapacidad.
Unas pocas ideas inconexas -o aparentemente inoconexas- que capturan por breves instantes mi atención, solo para ser pensadas y que no llevan -también aparentemente- a nada.
Algunas sueñan con ser escritas, terminar en blog, cuento o artículo; otras buscan despertar conciencia o acción; otras intentan sacudirse las brumas.
Ahi viven, ahí crecen y a veces, ahí se marchitan.

Es obvio que en estos días he perdido la capacidad de escribir. He perdido esa magia o pasión o las dos cosas, que me permite alejarme de mis confines para avanzar sobre micro incertidumbres. Después de cada palabra, el vértigo de enlazar la siguiente. Si, eso he perdido. Lo más triste es que cuando lo pierdo en la escritra es que me falta en la vida cotidiana, en el levantarme de la cama, en el volver a casa, en el encontrarme con amigos. Se va y me deja muy sola.
Lo bueno, lo buenísimo, es que un día, así como se fue, vuelve. Y otra vez las letras que bailan, otra vez los aires que se renuevan.
salud!
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