sábado, 6 de marzo de 2010

la previa

El gato que quiere comer a las 6 de la mañana, Aliverti a las 10, llamo a la inmobiliaria, compro ese diario asqueroso solo por los clasificados, preparo mate, contesto mail, limpio la casa, resuelvo mail a G. para ver si puedo quedarme en este departamento, empieza el doble en la Davis, mate, medialunas con queso, taquicardia ganamos el tercer punto! (Mañana la definición, glup! que bueno que está Soderlig! que re-bueno está el capitán sueco de Davis!) Organizo el recorrido para ver departamentos nuevos. Llega (tarde) la señora que hace la guardia de este departamento, yo me voy, le dejo mi casa armada para que ella se la muestre a extraños. Si alguno se decide, me quedo sin casa. Hay que ver lo que pesa por fin (era hora) no haber hecho un hogar. Charla banal con la guardiana, esta vez no le di mucho pie como para que descuelgue algo parecido al "¿vos sos jipi, no? se nota por los adornos" de la semana pasada. Señora, no le dije, yo trabajo 9 horas, de lunes a viernes, abandoné los porros hace tiempo y casi ni alcohol tomo, solo el jueves, dos copas de champagne en el cumpleaños de Marina (mi sobrina). Yo no soy jipi, ni nunca volveré a intentar serlo. Salgo, todavía calor, claro, todavía verano.
Primer departamento, una tumba, ventanas con vista a ventanas. Olvidable. Segundo departamento, ¿ese ascensor es legal? ¿permiten tan pequeños? 10 pisos, otro por escalera. Ya adentro, enorme ventana redonda con vista a la ciudad. Me acuerdo de Camus y su casa frente al mundo. ¿Esa será mi próxima casa frente al mundo? Me río mucho con las chicas paraguayas que muestran el departamento por una confusión tonta. ¡Qué buena onda que sos! me dice una. Si, la verdad, soy buena onda. La mala onda la dejo para cuando estoy a solas conmigo. Tercer depto, grande, luminoso, pegado a un colegio. Mmmmm, los niños y los timbres de escuela pueden estropearme el futuro. La señora de la guardia habla mucho, no me deja ir, me pregunta "¿qué puntaje le das a la propiedad?" No le digo que odio las calificaciones, prefiero las clasificaciones, pero a ella no le importa, le digo 8 y le pido que me acompañe a la puerta. Me voy. Es zona de outlet (mierda, ojalá que no existiera eso de "outlet": ya que son mentira porque los precios no acompañan, debería esfumarse ese rótulo.) Entro a un par de tiendas, nada me gusta. Sigo caminando por ese barrio, que si me gusta, esperando que me caiga del cielo un departamento donde hacer hogar. No cae. Mejor.
No voy a ir a ver Avatar, prefiero ir a casa porque la guardia ya termina. Entro, la guardiana esta viendo la tele, en mi casa, mientras el gato se esconde abajo de la cama. Me dice que tal vez esta vez haya un interesado. Yo espero que no, o que si, o que nada de esto estuviera pasando. Da igual, quiero que se vaya, antes comenta que una amiga suya edita sus propios libros, "da clases de cábala" me dice, no me interesa, sigue: "ella tiene su propia editorial para editar sus libros. No estudió nada, pero le va bien" Me va a traer uno, sobre ángeles. Que-se-va-ya. Se va.
Me tiro un poco la cama, el gato se acuesta al lado mio, me pone la cabeza para que lo acaricie. Veo una serie en la tele, se hace de noche. Me voy a cocinar unas fajitas con restos de cenas anteriores. Después veré una peli, invadiré mi propia casa, cada rincón, cada espacio. Mi casa.
Mañana, a las nueve, el tercer punto de Davis. Tal vez ganemos, tal vez haga falta resolver en el quinto.
Mañana es mi cumpleaños. En tránsito, como siempre, a través de puertas y ventanas con vistas a ciudades, mares o jardines. Necesitaba escribir mientras sigo en la previa y ya sin él en mi mirada.
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