miércoles, 17 de febrero de 2010

Tarde de domingo (I)

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Domingo a la tarde. Entre ayer y hoy a la mañana acomodamos "a conciencia" la biblioteca de mi hermana. La semana pasada hubo que apilar todos sus libros en un rincón y este fin de semana tocó orden.
Es todo un rasgo de personalidad saber como cada uno ordena sus libros en sus bibliotecas. Yo tengo pocas secciones: mis amores (Juan, Julio, Albert, Italo y Roberto) que ya se están chocando con los de los amigos (esto de tener amigos escritores/poetas es así), por otro lado los diccionarios y cosas semejantes y más allá todos los demás. Me gusta que se estén ahí, sin muchas razones que los separen, todos juntos, obligándome a repasar los lomos de todos cuando busco distinguir a uno.
Mi hermana en cambio, como no vivió demasiadas mudanzas, tiene una biblioteca un poco más nutrida que la mía. Así que primero armamos pilitas y después las acomodamos en los estantes. Sus grupetes eran: biografías, filosofía (que toleraba sociología como invitada), historia argentina, argentinos, románticos, siglo XIX, modernos, chinos (ya se sabe que eso incluye japoneses visto que en las bibliotecas particulares las discrepancias históricas cuentan poco), mujeres, cine, Joyce, James, Duras, Woolf, Saramago, Calvino, Willkie Collins, Cheever, Edad Media e historia. La parte de psicología está más allá, sola, como empezando a ser dejada de lado.
Así se nos pasó la tarde: de aquí para allá trasladando letras o tesoros, recordando vivencias ancladas en "este libro lo leí cuando...", es decir, perdidas en la grata tarea de poner en orden el imaginario.
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3 comentarios:

  1. no es bueno cargarse de esta manera por unos cuanos libros.jejeje

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  3. jajaja
    lo tendré en cuenta, mudanzas

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