martes, 17 de noviembre de 2009

En garde! (ii)

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- ¿Los 40 principales te echan mucho de menos, no? -le dijo apenas atravesó la puerta. Sabía que hacer música para comerciales no era lo que había deseado.
Él se quedó con la botella de agua fría en la mano cuando recién empezaba a ofrecérsela.
- ¿Qué dices? ¿A que viene eso?
- Escribo cuando sale, no necesito supervisión, disculpa.
Matías se quedó un momento mirándola, luego hizo un gesto de disgusto con la boca y volvió a su lado en la cama.
- No te enfades, no te estaba supervisando. Solo digo como están las cosas.
- Están bien, gracias -un silencio duro se ejecutó entre ellos.
- Pensaba -continuó él- que es verdad: tu no escribes sobre torturados en general. Les exiges mucho más, claro.
- ¿De qué hablas?
- Escribes sobre héroes torturados, sobre excepciones que luchan por ser casi-humanos... Les reclamas demasiado, como a todos.
- ¿No será que tu te conformas con poco?
Una negra garra de odio-amante paralizó el ambiente.
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