miércoles, 21 de octubre de 2009

nuestros amores

Las chicas tenemos muchos amores. Y eso nos pasa porque contamos con esa extraña y hermosa habilidad de sentirnos enamoradas incluso de hombres a los que no tocamos ni tocaremos nunca. Artistas en su mayoría, famosos en general, aunque nada nos priva de enamorarnos así, pasivamente, de ese hombre que toma otro colectivo en la misma parada que nosotras, casado, padre, sí, puede ser, pero que nos encanta verlo, esperarlo a que llegue y que después se vaya, sin decir, ninguno de los dos, ni mu.
Es verdad, los famosos se quedan con los mayores réditos, pero ahi también ejercemos una virtud que en vivo y en directo no permitiríamos ni de chiste: ese famoso lo compartimos, puede ser el amor de miles de mujeres y no nos importa porque ese sentimiento que se arrebata dentro nuestro es único.
A veces nos toca llorar por una muerte demasiado prematura, y nos deprimimos en serio, bueno, casi en serio, nos obliga a replanteranos cosas, casi replantearnos, y dudamos en volver a enamorarnos de otro porque aprendimos que hasta lo virtual, cuando es intenso, también duele.
Vamos, todo este speech para declarar mi más reciente amor. Las que me conocen desde hace tanto saben que soy bastante enamoradiza en este asunto de los virtuales: la lista es inconmensurable y va desde ancianos maravillosos hasta jovencitos, eso si, que tengan cumplidos los 18. Bueno, sumamos otro, esta vez, alemán.
Van a ser escasos tres domingos de romance, tres noches en la que no me importa nada que al día siguiente haya que ir a ese arrebato de mediocridad y rutina que es mi trabajo. Tres domingos (me queda uno nada más, snif!) donde todo lo real desaparece para dejar acomodarse en mi sillón a una sensibilidad descontrolada. Y es que además de "él", la miniserie donde actúa es buenísima.
Los Mann es una serie del 2001 que trae a esa familia a mi casa los domingos a las 22 por el canal EuropaEuropa. No quiero detenerme mucho en ella, pero cuando un programa de televisión o una película te hacen sentir una época, sentir no entender, creo que las vuelve imperdibles. Sí, otra de mis debilidades: esas realidades virtuales que me sacan de mi misma y mis complicaciones me fascinan profundamente.
Pero bueno, él. Ya varias nos enamoramos cuando vimos La vida de los otros. Sebastian Koch fue el escritor espiado que se entera tarde y antes fue Klaus Mann, ahora, en mis domingos, es Klaus Mann. Y no importa que le salga tan bien el personaje de homosexual, lo vimos antes como Georg y sabemos que siempre es Sebastian, el bello y viril Sebastian con el que el próximo domingo tendré nuestra última cita. Hasta la próxima, claro.
.

No hay comentarios:

Publicar un comentario