sábado, 15 de agosto de 2009

Albert

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Llega un mensaje de texto de Albert invitándome a caminar. “Si”. “Paso en 10”. Las mayúsculas las pone directo el celular, nosotros hablamos sin formato. No me llama porque sabe de mi profunda concentración en nada y de los prolongados raptos de aislamiento. Él también los pasa.
Toca el timbre y bajo. Le digo que es raro que nos comuniquemos así (mensaje de celular y caminata) sin teléfonos, sin mails. No le parece raro, su gesto indiferente me lo ratifica. Me da un beso y retoma su cigarrillo. “Podría llamarte. Puedo vivir con un no”. Le digo que nunca le diría que no y él me dice que ya lo hice, muchas veces. “Entonces sí te importan, sino no los recordarías” “Es solo estadística, probatoria.” Su seguridad me hace pensar. Es verdad, sé que puede vivir con una tonelada cúbica de mis noes en sus espaldas. “Es por eso” le digo “Es por eso que no te digo que no. Me olvidarías al instante siguiente” “Preferiría que fuera porque te gusta estar conmigo” Descansa, sabe que es por eso.
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