domingo, 5 de octubre de 2008

requiem

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Saber que estabas en alguna parte del mundo mantenía una esperanza sin forma, sin nombre: una esperanza nanodecimalmente enana.
Pero estaba, estaba
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No estoy más sola que antes, no estoy más llena de preguntas que antes, sólo vos estás más solo, más frío, irreconociblemente muerto
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¿pensanste en mí?¿pensaste en mí en alguno de los segundos de esta, tu larga, pétrea y perfecta ausencia?¿te falté alguna vez o simplemente caminaste hacia otra vida donde fuiste realmente feliz, donde te sentiste pleno?
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Una ley invulnerable debería prohibir, perseguir y castigar el desamor. Debería arrancar la lividez de la ausencia, debería cocer al sol a los abandonadores, debería lavarles el cerebro para que amen y se queden y no se vayan y no mueran
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Como todos estos años, abro la boca y no salen brisas sino tormentas, no salen reflejos tibios sino llamas cegadoras, no salen deseos sino angustias. Marcapasos, no latidos.
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Y ya no hay nadie a quien pedirle que vuelva
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