sábado, 24 de mayo de 2008

razón

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¿Quién no intentó convencer alguna vez a otro de que su comportamiento era equivocado, que estaba amando mal, que estaba actuando como un/una desgraciada, que lo que cree conocimiento es en realidad una inconmensurable ignorancia? ¿Quién no intentó dialogar con su poderoso inmediatamente superior para que entienda que eso que él llama "mi obligación" es una explotación pura y dura?

Aquellos que lo hayan intentado, sabrán que es una tarea inútil. Uno se siente como un resucitado Sísifo que sube su piedra una y otra vez, que baja resignado eternamente a reencontrarse con ella.

Esta semana, toqué un límite que no sabía que estaba ahí. La piedra quedó atascada en un pequeño hoyo en la cima de la colina, y ahi tuve, como una Sísifo mortal, un tiempo para pensar alternativas.

Vos pensá lo que quieras, cree que sos dios, que tenés razón, que es lo justo. Sosega tu conciencia pensando que las circunstancias son así, que la REALIDAD bla, bla, bla. Vas a implementar las acciones necesarias para que las condiciones existentes mejoren. Querés seguir ganando el triple en los mercados especulativos de la histeria mientras yo invierto el doble de mi vida.

Lástima, lo único que sé, por la contundencia de su peso, es que la roca está destruyendo mis fuerzas (vitales).

Estas, queridos, son mis razones.
No son universales pero tampoco incongruetes; sólo razonables, apenas relativas.
Son mis razones y rigen mi vida.
Y como estoy hoy junto a vos, conviviendo, vamos a tener que respetarlas.
Ponerlas sinceramente sobre la mesa, con humildad, para decidir hasta donde estoy dispuesta a ceder más allá de tus errores, de tus promesas.
Qué acá está en juego mi alimento (virtual), es decir, mi alegria.
No me jodan.
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1 comentario:

  1. te faltó: "He dicho, canejo!!"...,muy bien amiga así se habla.

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