lunes, 11 de febrero de 2008

la familia de la calle republiquetas

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Quedaron las tres, no porque él hubiera estado antes, sino porque fue tan presente su ausencia.

¿Qué vamos a hacer?

La mayor siguió dibujando su vida, con un par de manos que la dejan caer pero que la sacarán de las aguas profundas cuando casi se ahogue. Ella no quiere más que eso. Tiene una vida. Esa vida.

La del medio decide su vida como parte de un par, como un individual que se completa en una pareja. Le resulta entonces una vida llena de dolores inmensos y de felicidades profundas y determinantes. Una vida ok.

La menor queda como ser social. Entonces no lo sabía porque estaba abismalmente sola. Hoy existe sólo en sociedad, en grupo, en relación. Pero sola, sin par, conservando esa parcela sin lazos que, a esta altura, ya no se podrá sacar de encima nunca.

Dos de tres no está mal. Lástima ser la tres…

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