domingo, 23 de diciembre de 2007

de este lado estoy

Desde hace días tengo algo rondando por la cabeza. Es un razonamiento (digamos) complejo (digamos también). A ver si puedo sacarlo de ese estrato donde “sensaciones y pensamientos confusos, poco desarrollados, y en palabras casuales e inútiles relampaguean en nuestra conciencia” como diría Bajtín.
Cuando Juan Gelman ganó el premio Cervantes de Poesía, pensé/sentí que a pesar de todo era una victoria.
Porque cada vez que se lo nombra, además de decir que es un poeta magistral, se recuerda su vida personal. Y en esa vida hubo dolores terribles –la desaparición de su hijo, nuera y nieta y muchos de sus amigos y compañeros- y también cosas buenas, como la recuperación de su nieta y todo el movimiento internacional que lo apoyó en su reclamo ante el gobierno uruguayo, por ejemplo.
Entonces, con los premios de Juan hay doble “triunfo”: se premia la excelencia y se milita en la recuperación de la memoria y la justicia.
Pero hace mucho ruido hablar de victoria ante tanto dolor…
Entonces, definitivamente, esos no son los términos.
Un hecho injusto, criminal, terrible nos (porque nos pasó a todos) partió la vida. A partir de ahí, todos perdimos: los que sufrimos las ausencias y también, los criminales que sólo consiguieron mantener su “honor” durante los años que pudieron sembrar el miedo. De ahí en más y para siempre, sus vidas están también rotas por la vergüenza de ser conocidos en todo el mundo como genocidas.
Pero mientras sus vidas quedaron ancladas en la oscuridad, el deshonor y el delito, nosotros (incluso a los que no les gustan las madres y abuelas pero que como ellas eligen todos los días el camino del trabajo en vez del robo, de la legalidad en vez de la violencia) todos nosotros transitamos inagotables hacia el otro lado.
Y hoy tenemos presidenta, que es mujer e intelectual y para ellos “montonera”, tenemos dos nietos recuperados como legisladores, tenemos a madres y abuelas como ejemplo reconocido y admirado en el mundo entero.
Y si ahora somos nosotros los que pedimos que en el 2008 se junten las causas y se terminen los juicios contra estos genocidas, es porque queremos vivir orgullosos y satisfechos por la saludable reparación que da la justicia.

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