sábado, 13 de octubre de 2007

Queriendo sol

Manolo Tena de fondo otra vez. ¿Seré la única persona en el mundo que lo escucha en este instante?
Son canciones tristes para un sábado a la tarde: sí, bueno, pero no es por eso. Cada vez que lo escucho me acuerdo de un cuento que escribí hace mucho tiempo, donde un tipo con sus rasgos pero desamparado, se instalaba por unos días en la casa de una pareja amiga. Él, llegaba con su abismo profundísimo justo en el momento en el que ella y él, la pareja contenedora, empezaban a darse cuenta de que se querían, pero ya no se amaban.

El cuento se perdió en la gran mudanza. Un diskete mal grabado y ya no existe.
Será cobardía o pereza, pero me parece que el recuerdo es mejor de lo que llegó a ser el relato.
Hoy, Manolo Tena, la ella y el él de la ficción, el desamparado y yo, en un octavo piso, en una tarde nublada. Creo que hay demasiada gente en mi interior soñando una mañana de sol, una mañana donde desayunar juntos, muy lejos de los abismos.

1 comentario:

  1. en realidad sigue existiendo, pero concentrado y en una memoria confusa.

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