domingo, 2 de septiembre de 2007

inquietud

Es más o menos siempre lo mismo. Una idea empieza a aparecer en mi cabeza, en medio de los ratos de ocio, a solas, en casa, en los viajes en colectivo. Una sensación, digamos, de que ahí, en esa imagen, hay una historia, un cuento o –y ahora envalentonada- tal vez una novela corta, cortísima.

Pasan los días y la imagen-sensación sigue. Pero es como una llama de vela, frágil y potente en medio de muchas preguntas. Llegan las primeras dos, las troncales, las que sin ellas no se puede empezar a escribir nada.

Cómo empezará, cómo transitará, hacia dónde.

Qué forma de narración –definitivamente no lineal- hará que surja la historia.

Por ahora sólo una inquietud, una imagen, una sensación renovadora de que ha ahí hay más de lo que parece.

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