martes, 14 de agosto de 2007

El pasado asalta, a veces, aunque esté muerto

Una vez, una mujer que no creía en esfuerzos, creyó que la realidad es consecuencia exclusiva de sus propios deseos.
Hoy, pasado el efecto sorpresa, superada la ventaja que da el “ser potencia”, esa misma mujer sobrevive en un pliegue áspero de la realidad.
Los caminos se le van cerrando, y el futuro está cada vez más hueco. Todo gira y gira en torno a su corazón endurecido por deseos sordos, ciegos. Egoístas.

Alguna vez será cuento: una mujer, en el instante congelado y repetido mil millones de veces, en que se da cuenta de que, a pesar de todo, nunca fue más que aquella que quiso dejar de ser. Encerrada en distintas ceremonias, con idénticos fantasmas.
Disimula, pero sabe. Sabe, y achica más y más su mundo para que nadie, alguna tarde, se lo diga.

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