domingo, 17 de junio de 2007

Mitades

Tengo, según espero, receptores de estas palabras a ambos lados del Atlántico. Por ellos, la suma de estas dos mitades que tanto los quiere.

Para acá

El viernes a la noche, en la sala Leopoldo Lugones del San Martín, vi una película argelina: El té de Ania.
Reseñas habrá en internet, supongo. Pero no es cuestión
de argumentos, sino de lugares.
Hay, en varios momentos de la película, imágenes del Mediterráneo tal como lo sabemos en Ibiza. Una extensión eterna de azul celeste; calma, serena, interrumpida sólo por amaneceres y atardeceres que se disfrutan en la piel.
Una belleza tan azul que parte en dos el mundo.

Para allá

Es casi invierno en Buenos Aires. Los árboles enormes están en su gran mayoría sin hojas, pero solo parecen lánguidos en los días nublados.
El sol invernal es de una calidez contenedora.
Buenos Aires, sea la época del año que sea, está siempre latiendo.
Aunque el frío perfore todas las capas de ropa que puedas ponerte, la ciudad te estalla en los ojos.
Hay tanto para hacer, hay tanto para descubrir, hay tanta puerta y ventana abierta al mundo, que una se siente girando y girando en el centro de un planeta cada vez más vivo.

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